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Kiev– Al cumplirse el tercer aniversario del inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia, la Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria, Irina Kostiuk, ha expresado con firmeza su profunda preocupación ante la escalada sin precedentes de las hostilidades en el país.
Desde la invasión a gran escala de la Federación Rusa el 24 de febrero de 2022, el conflicto ha desencadenado un desastre humanitario que afecta a millones de ucranianos, poniendo en jaque la seguridad y la estabilidad de toda la sociedad.
La guerra ha llevado al desplazamiento forzoso y a la separación de familias, sumiendo a más de 14,6 millones de personas —alrededor del 40% de la población del país— en la necesidad urgente de ayuda humanitaria. Las infraestructuras críticas han sido destruidas, dejando a la población sin acceso a servicios básicos, lo que agrava aún más la vulnerabilidad de las comunidades.
En las zonas cercanas a la línea del frente, incluidos territorios ocupados, las amenazas de bombardeos y ataques constantes han convertido la vida cotidiana en un desafío de supervivencia.
Impacto devastador en la salud mental y en las bajas entre la población vulnerable
La Embajadora Irina Kostiuk destaca que el impacto del conflicto va más allá de los daños materiales. “La guerra no solo expone a nuestros ciudadanos a peligros físicos, sino que también genera un profundo estrés emocional y traumas que afectan a todos los sectores de la sociedad”, afirma.
Según las estimaciones, la incidencia del Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) ha aumentado significativamente, afectando aproximadamente al 20% de la población, cifra que se eleva en contextos de conflictos armados.
La necesidad de apoyo psicológico se vuelve crítica, ya que se prevé que cerca de 15 millones de ucranianos requieran asistencia especializada.
Entre ellos, alrededor de 4 millones son niños y adolescentes, junto a 2 millones de militares y veteranos y 7 millones de adultos mayores, evidenciando la magnitud del daño psicosocial que el conflicto ha impuesto sobre la nación.
“Debemos actuar ahora para proteger a nuestros ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, y sentar las bases para la reconstrucción y recuperación de nuestro país una vez que termine la guerra”, enfatizó Irina Kostiuk.
“La comunidad internacional tiene la responsabilidad de unir esfuerzos para mitigar esta tragedia humanitaria y psicológica, apoyando tanto a niños como a adultos que han sido víctimas directas de este conflicto devastador.”
En este tercer aniversario de la guerra, la Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria hace un llamado urgente a la solidaridad global para garantizar la asistencia humanitaria y el apoyo psicológico necesarios, elementos esenciales para el restablecimiento de los derechos humanos y la dignidad de la población ucraniana.