Dos horas de intensas lluvias torrenciales son más que suficientes para que una gran parte de la infraestructura vial de los 1,400 km2 de Santo Domingo (Distrito Nacional y Provincia de Santo Domingo) quede inundada e intransitable. Nuestra vocación hacia la búsqueda de culpables abre las compuertas a la crítica despiadada, al insulto irreverente y a la burla irresponsable. ¿El blanco preferido de estas? Carolina Mejía, la alcaldesa del Distrito Nacional. Es ella, según algunos, la culpable de que Santo Domingo, la fundada por Bartolomé Colón hace 528 años, se inunde cada vez que la naturaleza descarga lluvias torrenciales derivadas de tormentas. Solicito a la Inquisición de Santo Domingo permiso para presentar algunos indicadores que podrían ayudarla en su investigación sobre la naturaleza, las causas y los responsables de las inundaciones.
Santo Domingo se inunda cada vez que llueve con intensidad porque no cuenta con un sistema eficiente de drenaje pluvial. ¿Pudo este ser construido por las Alcaldías del Distrito Nacional y las tres de la Provincia de Santo Domingo con los recursos que perciben por los servicios que proveen y las transferencias que reciben del Gobierno Central? En 2023, la Alcaldía del Distrito Nacional (ADN) tuvo ingresos por un total de RD$5,977.4 millones, de los cuales RD$1,413.9 millones correspondieron a impuestos, RD$1,537.6 millones a ingresos por contraprestaciones de servicios y otros, y RD$3,025.9 millones por transferencias del Gobierno Central. Como se observa, los impuestos cobrados por la ADN, ascendentes a RD$1,537.6 millones, apenas representaron el 0.09% del PIB aportado por el Distrito Nacional en 2023. El Distrito Nacional aporta aproximadamente el 25% del PIB total de la nación. Los ingresos por contraprestaciones de servicios, fundamentalmente la limpieza, recogida y disposición final de la basura, son los más bajos de la región. Por eso la ADN, hace unos años, pagaba apenas US$2.59 por TM a la empresa gestora del vertedero de Duquesa por la disposición final de la basura, cuando el promedio en la región era de US$20.53/TM. A pesar de que la Ley 166-03 establece que los ayuntamientos deben recibir en forma de transferencia el 10% de los ingresos totales del Gobierno Central, en realidad, reciben mucho menos. En el 2023, por ejemplo, la Alcaldía del Distrito Nacional recibió el 27.4% de lo que debió haber recibido. Con presupuesto miserable y sin posibilidad de endeudarse, es poco lo que un alcalde puede hacer para garantizar el funcionamiento adecuado y civilizado de la ciudad.
Si los inquisidores entienden que lo anterior no es suficiente, deberían echar un vistazo a los presupuestos ejecutados por las diferentes alcaldías de las capitales de América Latina en el 2023.
Cuando los montos ejecutados se convierten a dólares para permitir la comparación y se calculan por habitante, se tiene que, en 2023, la Alcaldía de Bogotá, con un presupuesto de gasto ejecutado ascendente a US$762 por habitante, ocupó el primer lugar en la región. El segundo puesto correspondió a la de Quito, con US$489 por habitante, seguida por la de San José, Costa Rica, con US$381. El cuarto lugar lo ocupó la Intendencia de Montevideo, con US$340 (dato del año 2022). Las 16 alcaldías de la Ciudad de México ejecutaron un presupuesto equivalente a US$275 por habitante, ocupando el quinto lugar de la región. Le siguieron, la Alcaldía de Ciudad de Guatemala con US$226, la de Ciudad de Panamá con US$216 y la de Santiago de Chile con US$201 por habitante. ¿Quién aparece bien distante en la cola? Las cuatro alcaldías de la Primada de América (Distrito Nacional y provincia de Santo Domingo), con US$47 por habitante. Con un presupuesto raquítico como el que han tenido que operar Báez Acosta, Lluberes Montás, Manolín Rodríguez, Estrella Rojas, Franco Badía, Peña Gómez, Fello Suberví, Corporán, Johnny Ventura, Roberto, David o Carolina, solo conseguiremos la intensificación de las inundaciones y la ocurrencia de pérdidas cada vez más lamentables de vidas, bienes de capital y recursos económicos
Tengo que discrepar profundamente de los inquisidores sobre la culpabilidad de las inundaciones.
¿Quiénes son los principales responsables? En primer lugar, la baja recaudación del Gobierno Central y la estructura de precios mentirosos que cobran las alcaldías por la contraprestación de servicios. Los precios mentirosos o altamente subsidiados tienen su origen en el temor a las protestas provenientes del ejército de amantes de pagar poco, evadir mucho y vivir como los ricos de los países desarrollados. Santo Domingo es una de las ciudades más sucias de la región. No tenemos cultura en materia del manejo individual de la basura en nuestros hogares, edificios y calles. Y pedimos la cabeza del alcalde o alcaldesa que se atreva a establecer tarifas de mercado para la recogida y disposición final de la basura. Esa es una de las desventajas de la democracia frente al autoritarismo benevolente.
En segundo lugar, los que han ocupado el Poder Ejecutivo en las últimas seis décadas, por su marcado sesgo a favor de obras de infraestructura física visibles, es decir, obras que puedan ser contempladas y vistas en todo su esplendor por los dominicanos. Son esas obras, según ellos y sus asesores, las que estimulan el voto. Las autopistas y avenidas se ven; los sistemas de metros también se ven; las grandes presas y generadoras de electricidad también. ¿Pero invertir cerca de mil o dos mil millones de dólares en un sistema soterrado de drenaje pluvial para una geografía de 1,400 km2 que no va a ser visto por nadie? Imposible, eso no genera votos. De nuevo, esa es otra de las desventajas de la democracia populista tropical frente al autoritarismo practicado por algunos estadistas ilustrados. ¿Qué las inundaciones se ven y generan costo político? No importa mientras los ignorantes, que lamentablemente son mayoría, culpen a la Alcaldía y no a la Presidencia de estas.
Si los dominicanos que residimos en la Primada de América queremos librarnos del drama de las inundaciones y del impacto negativo en la siquis de los capitaleños que se está produciendo cada vez el azul del cielo se torna gris oscuro, debemos exigir al Gobierno Central la ejecución, a través del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, de un proyecto de drenaje pluvial que abarque el Distrito Nacional y la Provincia de Santo Domingo. Si para ello tiene que tomar un financiamiento a largo plazo con los organismos internacionales de financiamiento o realizar una colocación de bonos globales, que lo haga. Si para ello tiene que hacer un espacio adicional en el diseño de su proyecto de reforma fiscal, que lo haga. Si para ello, tiene que eliminar todo el gasto corriente que sea improductivo, incluyendo el cierre de todos los ministerios absurdos con que cuenta hoy el Poder Ejecutivo de la nación, que lo haga.
Estoy plenamente convencido de que, si logramos juntar en un mismo punto suficiente coraje, voluntad política y capacidad de gerencia y ejecución, antes del 2030 el problema de las inundaciones de la Primada de América podría quedar resuelto. Al presidente que se atreva a hacerlo, que no se mortifique por la no visibilidad de la obra. Estoy seguro que cuando Frank Moya Pons incluya el o los periodos del presidente que se atreva a hundir mil o dos mil millones de dólares bajo tierra para evitar que los capitaleños nos ahoguemos, sabrá reconocérselo y aplaudirlo.
En vez de seguir culpando a los alcaldes de turno por las inundaciones, aceptemos pagar más por los servicios que prestan las alcaldías, exijamos al Gobierno que invierta los recursos derivados de la tributación en lo que realmente consideramos como prioritario, y apoyemos al Gobierno si decide ejecutar una reforma fiscal que se concentre fundamentalmente en reducir la evasión. De esa manera dispondría de los recursos para servir la deuda pública en que deberá incurrir para ejecutar un eficiente sistema de drenaje pluvial.