Con pasión autodidacta y apoyo comunitario, esta emprendedora y trabajadora mujer transforma espacios, educa y sueña con llevar sus diseños a todo el país
Rosa Delmira Rodríguez es una mujer cuyo oficio hace honor a su nombre. Es una emprendedora consagrada que, a través de su negocio de diseño de jardines y venta de plantas, ha logrado avanzar y dejar una marca positiva en su comunidad.
Oriunda de San Cristóbal, Rosa descubrió su pasión por las orquídeas desde una edad temprana. Su fascinación por estas flores la llevó a aprender de manera autodidacta, investigando sobre las mejores prácticas para su cuidado. “No podía permitirme comprar los costosos productos que ofrecían en los almacenes, así que decidí investigar por mi cuenta. Comencé a leer sobre cómo hacer abono natural con materiales que tenía a mano, como restos de cocina y desechos de jardín”, comenta, en una conversación a medio día.
Esta decisión marcó un antes y un después en su vida. No solo mejoró la salud de sus plantas, sino que también encendió su curiosidad por aprender más sobre jardinería. A medida que ampliaba su colección, empezó a experimentar con la reproducción de orquídeas y a asistir a ferias de plantas en Santiago, La Vega y Ocoa.
Estas experiencias le permitieron establecer conexiones con expertos en el sector y adquirir conocimientos técnicos que posteriormente aplicó en su negocio.
Una amiga cercana, al reconocer su habilidad y dedicación, la animó a comercializar sus plantas. Este aliento fue el catalizador que transformó su hobby en un microemprendimiento. Comenzó diseñando jardines para conocidos y ofreciendo sus plantas en venta.
Al ver el potencial de crecimiento, Rosa tomó un microcrédito para adquirir una finca, un espacio que le permitiera cultivar su pasión y expandir su negocio. Hoy, su emprendimiento ha facturado más de 20,000 dólares en los primeros nueve meses del año 2024 y ha diseñado jardines para diversas empresas en su región natal. El impacto de Rosa va más allá de las cifras. Sus diseños de jardines no solo embellecen espacios, sino que también inspiran a otros a reconectar con la naturaleza. “Cada diseño es único, pensado para reflejar la personalidad y los gustos de mis clientes”, explica. Su dedicación y enfoque personalizado la han convertido en una referencia en el mundo de la jardinería local.
El papel de la Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD) también ha sido crucial en su trayectoria. Esta institución, pionera en el microfinanciamiento en República Dominicana desde 1982, ha apoyado a miles de emprendedores como Rosa a alcanzar sus sueños. Con programas de capacitación, asistencia técnica y financiamiento, la FDD busca generar oportunidades para los segmentos más vulnerables de la población. “El apoyo de la FDD fue fundamental para adquirir mi finca y consolidar mi negocio”, afirma Rosa.
Su paso de aficionada autodidacta a microempresaria exitosa demuestra que, con los recursos y el apoyo adecuados, es posible superar barreras y alcanzar metas aparentemente inalcanzables.
Además de su trabajo como diseñadora de jardines, Rosa se dedica a compartir sus conocimientos con otros. Ha impartido talleres sobre jardinería y cuidado de plantas, incentivando a más personas a explorar este campo. “Creo firmemente en el poder de la educación. Si puedo ayudar a alguien más a descubrir su pasión por las plantas, entonces siento que estoy retribuyendo todo lo que he aprendido”, comenta.
El compromiso de Rosa con la excelencia y la innovación la ha llevado a considerar nuevas oportunidades para su negocio. Está explorando la posibilidad de incursionar en la venta de productos ecológicos, como abonos y fertilizantes naturales, aprovechando su experiencia en la elaboración de estos productos. “Quiero que mi negocio no solo sea rentable, sino también sostenible y amigable con el medio ambiente”, afirma.
A medida que su negocio crece, también lo hace su visión de futuro. Rosa sueña con expandir sus operaciones más allá de San Cristóbal y llevar sus diseños a otras regiones del país. “Cada reto que enfrento es una oportunidad para aprender y mejorar. Estoy emocionada por lo que el futuro tiene reservado”, concluye.
La trayectoria de Rosa Delmira Rodríguez es una inspiración para quienes buscan transformar sus pasiones en negocios sostenibles. Su historia resalta la importancia de la educación, el apoyo comunitario y la determinación para superar adversidades. Con su trabajo, no solo embellece espacios, sino que también planta semillas de esperanza y creatividad en quienes la rodean.