Esta emprendedora mujer ha convertido su pasión por la cocina en una fuente de sustento; desde que Dios amanece, su negocio despierta el apetito

En el negocio de Angélica Elissana Melenciano los sofritos y el olor de las distintas recetas alimenticias se sienten bien temprano en las mañanas. Los calderos comienzan a calentar desde que Dios amanece y los distintos comensales se asoman al local conforme el apetito se va abriendo.

Unos piden o piensan en los fritos verdes con salami, otros eligen algunos bollitos de yuca, y llegan clientes que procuran empanadas hechas de harina y pollo, de queso o de res. Para cada uno hay una “respuesta comestible”. Y si no existe esa receta, se trabaja para incorporarla. Al final el cliente manda.
En Pedernales el apetito suele abrirse mucho y para saciarlo, qué mejor opción que acudir a la fritura de esta mujer, acostumbrada a trabajar, a emprender y a vivir en constante movimiento.

Angélica posee una fuerza de voluntad que inspira, cualidad que la llevó a iniciar su propio negocio de frituras, un puesto donde prepara picaderas en un pequeño espacio en la calle cerca de su hogar. Para Angélica, la cocina es una pasión que le ha permitido sostenerse y apoyar a su familia, y aunque sus primeros pasos en el emprendimiento fueron en condiciones humildes, su convicción de que podía salir adelante siempre la mantuvo firme. Y así permanece.

En un inicio, su negocio contaba solo con una mesa y una vitrina pequeña de exhibición. Sin embargo, estos recursos limitados no fueron obstáculo para continuar, siempre en esa búsqueda de ser más. “Pensé que nunca lo iba a lograr”, comenta, en una conversación con elCaribe. Poco a poco, su esfuerzo fue recompensado, y hoy cuenta con un local propio y una vitrina más grande, lo que le ofrece mayor seguridad y comodidad, tanto para ella como para sus clientes. Con planes de expandir su oferta, espera integrar nuevos servicios de comida en su negocio.

Angélica atribuye parte de su éxito a las capacitaciones del programa Mujeres SuperEmprendedoras. Antes de participar en ese proyecto estatal, a menudo se sentía aislada y sin deseos de emprender. “Mi vida era un completo desastre, no tenía deseos de nada”, rememora, mientras mira a uno y otro lado del negocio. Con las formaciones recibidas en el programa, encontró el impulso y la guía necesarios para sacar adelante su negocio. “Gracias a Dios llegó esa ayuda a Pedernales, y con ella volvió a crecer en mí el deseo de superarme”, expresa con emoción. Le gusta conversar del tema y no lo disimula. Su entusiasmo por el proyecto surgió desde la primera invitación. En su primer encuentro con las demás mujeres de la comunidad, sintió curiosidad y esperanza en las posibilidades que el programa podría ofrecerle. “Vamos a ver qué traen ellas, porque son mujeres que quieren ayudarnos a salir adelante”, pensó. Al participar en los talleres, sintió el respaldo de una comunidad y descubrió recursos y herramientas prácticas que la ayudaron a establecerse.

Uno de los módulos que más la impactaron fue “Conociéndome,” que la llevó a aceptar sus defectos y virtudes, al tiempo que reafirmaba su pasión por la cocina, una pasión que hoy le permite cubrir los gastos del hogar y apoyar a su hija en sus estudios. Angélica no solo quiere sostener su negocio, sino también inspirar a otras mujeres para que luchen por sus metas. “Les sugiero que vayan a los talleres, no tengan miedo ni piensen solo en lo económico, porque las capacitaciones nos ayudan a superarnos y alcanzar metas que vemos lejos. Yo soy un ejemplo: bajo lluvia, sol, de una acera para otra, con mi fritura, pero ahora tengo mi local y mi sustento diario. Anímense a ser parte de su nueva historia”, aconseja.

Para ella, el proceso de aprendizaje va más allá de los conocimientos técnicos: son un estímulo y una guía que le han dado la fuerza necesaria para seguir adelante. “No todo se logra con dinero, sino con esfuerzo y la aplicación de lo aprendido”, afirma.

Hace un tiempo, Angélica fue reconocida con el premio Mujer Supérate, un galardón entregado a mujeres que, como ella, han sabido aprovechar las oportunidades para mejorar sus vidas. La ceremonia, presidida por el presidente Luis Abinader y la directora del programa, Gloria Reyes, fue un momento de profundo orgullo para Angélica, que ve en esta distinción un símbolo de su esfuerzo y dedicación.

Esta mujer ha ido superando obstáculos en la vida, pero no se ha amilanado nunca.

Cuando la sombrilla cubre bien…

La historia de Angélica es uno de los muchos ejemplos del impacto que tiene el programa Mujeres SuperEmprendedoras en la vida de las mujeres dominicanas, unas mujeres que cada vez son más productivas y se esfuerzan más por insertarse en el mundo económico. Según datos de Promipyme, a mayo de 2024, la cartera de préstamos otorgada al género femenino sumaba RD$3,997.1 millones, representando el 45.6% del total. Aunque los hombres aún manejan el 48.4% de los créditos, la brecha se está cerrando, y mujeres como Angélica están liderando el cambio, demostrando que el emprendimiento femenino está en crecimiento.

El programa Supérate, una iniciativa social del gobierno dominicano, busca mejorar las condiciones de vida de familias en situación de vulnerabilidad económica. Bajo la dirección del Gabinete de Política Social, ofrece componentes de apoyo que incluyen transferencias monetarias, capacitación en habilidades laborales y respaldo para la inclusión en el mercado laboral. El programa está cumpliendo su misión de transformar vidas y abrir nuevas oportunidades para las mujeres en todo el país.

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