Karina Esther Mojica es una manicurista que ha superado obstáculos hasta alcanzar la meta; y para eso, el respaldo de una institución estatal ha sido vital
Karina Esther Mojica Báez es una mujer que ha hecho de la perseverancia su compañera constante. Nacida y criada en San Cristóbal, ha dedicado su vida al cuidado de sus cuatro hijos y al oficio que ama: la manicura.
Sin embargo, su camino no ha estado exento de desafíos que, lejos de derrotarla, han fortalecido su norte de construir un futuro mejor para ella y su familia.
Karina comenzó su trayectoria como manicurista hace muchos años, estableciendo un pequeño negocio que, a pesar de su modesto tamaño, representaba para ella un símbolo de independencia y logro personal. La vida le presentó obstáculos que la obligaron a cerrar las puertas de su local.
Un evento que, en su momento, sintió como un fracaso absoluto. La enfermedad de su madre, quien sufrió un derrame cerebral, y el inicio de su tercer embarazo, coincidieron con la imposibilidad de continuar pagando la renta del local. Esta serie de circunstancias la llevaron a trasladar su negocio al patio de su casa, un cambio que la sumió en la tristeza y la incertidumbre. “En ese momento, creí que todo se había venido abajo”, recuerda Karina.
Había invertido no solo su primer préstamo, sino también tiempo valioso que podría haber dedicado a sus hijos. “Invertí tiempo, dinero y emociones”, dice con un tono de reflexión. Fue una etapa en la que se sintió perdida, sin un propósito claro, y con una autoestima debilitada.
Pero la vida tenía preparado para Karina un giro inesperado. Un día, mientras revisaba mensajes en un grupo de WhatsApp, recibió una invitación para asistir a una reunión del proyecto SuperEmprendedoras, parte del programa estatal Supérate. Aunque en un principio dudó, decidió asistir, motivada por la recomendación de una amiga.
Al llegar, Karina sintió que había encontrado justo lo que necesitaba. Los temas abordados en la reunión, especialmente el de la autoestima, resonaron profundamente con su experiencia personal.
A través de las capacitaciones ofrecidas por el programa, Karina comenzó a reconstruir su vida. Uno de los talleres que más impacto tuvo en su transformación fue el de finanzas, que le enseñó a ser más organizada, a planificar para el futuro, y a crear un fondo de emergencia.
Aprendió la importancia de ser creativa y proactiva, habilidades que le permitieron manejar mejor su negocio y aspirar a algo más grande. “El conocimiento es poder”, afirma Karina con convicción, y reconoce que el programa le brindó las herramientas necesarias para comenzar a ver un camino de posibilidades donde antes solo veía obstáculos.
La influencia de Supérate en su vida no solo fue práctica, sino también emocional. Los testimonios de otras mujeres en situaciones similares o incluso más difíciles que la suya, le ofrecieron una perspectiva renovada.
“Esos testimonios me ayudaron a trabajar en mi autoestima”, confiesa. Cada historia compartida en las reuniones era un recordatorio de que no estaba sola en su lucha, y de que, a pesar de las adversidades, era posible seguir adelante.
Una distinción, el gobierno
El esfuerzo y la dedicación de Karina no pasaron desapercibidos. Recientemente, fue galardonada como Mujer Supérate 2024, un reconocimiento que destaca su perseverancia y el impacto positivo que ha tenido en su comunidad.
El premio fue entregado en un evento presidido por el presidente Luis Abinader y Gloria Reyes, directora de Supérate. En su discurso, el presidente citó la importancia de iniciativas como esta para mejorar la calidad de vida y combatir la pobreza en la República Dominicana. Para Karina, el premio es más que un trofeo; es un símbolo de todo lo que ha superado y de lo que aún está por lograr.
Karina no solo sueña, sino que también tiene una visión clara para el futuro. Su meta es establecer un Nails Bar, un espacio donde pueda combinar su pasión por el estilismo de uñas con un ambiente acogedor, ofreciendo a sus clientes no solo servicios de calidad, sino también una experiencia única.
“Quiero tener un negocio bien puesto, donde pueda ofrecer todos los servicios de uñas, estilismo, y hasta algo de tomar”, le dice a elCaribe.
Pero Karina sabe que el camino no será fácil. Ha enfrentado muchos desafíos y, aunque ha sido golpeada por la vida en más de una ocasión, se mantiene firme en su convicción de seguir adelante. “Tengo que seguir. Mi papá me enseñó a continuar hasta el final, mientras haya fuerza, seguiré para adelante”, declara.