Nuestro país está inmerso en política los 365 del año. Acaba de concluir unas elecciones y nos pasamos un año hablando de los resultados de las mismas y los otros tres de los próximos comicios. Pero de política por alcanzar el poder, a veces de cualquier forma.
La mayoría de los políticos se olvidan de las necesidades de las comunidades. Gastan más palabras en detractar a sus competidores que en definir cuáles serían sus acciones si obtuvieran tal o cual posición. Los equipos de relaciones públicas de los partidos envían a los medios de comunicación tradicionales y colocan en sus redes sociales las visitas que realizan los candidatos o precandidatos a los pueblos. Pero casi nunca las informaciones contienen los compromisos asumidos con ellos. Y los comentaristas de medios de comunicación solo citan que tal o cual político realizó actividades proselitistas en determinado lugar, sin mencionar los detalles, como se reunió con doña Pula, una líder comunitaria, con quien se comprometió a realizar una obra necesaria.
Esperamos que luego de la definición de los candidatos de cada partido, con la celebración de las primarias, se inicie un proceso de política con propuestas reales y realizables con la voluntad política y el Presupuesto Nacional, sea a través del Gobierno Central o de los gobiernos locales (ayuntamientos y distritos municipales) o el Congreso Nacional.
Debemos reforzar las institucionalidades de nuestro país, asumiendo el compromiso de continuar y mejorar las buenas acciones realizadas por gobiernos anteriores, como en materia de transporte el teleférico, el Metro, la ampliación y la adecuación de las vías de comunicación terrestre, para acortar las distancias entre ciudades, así como el 911, las tandas extendidas, construcciones de viviendas económicas, entre otros logros de los últimos años.
Nuestra sociedad necesita escuchar que haremos o continuaremos haciendo para ayudar a los jóvenes. Siempre me apenas cuando un joven de escasos recursos termina sus estudios superiores o técnicos, con la ayuda de sus padres, quienes esperar ver a sus hijos con un mejor futuro para su bienestar y ayudarlos a desarrollarse, y que no haya plaza de trabajo para ellos, por más que hayamos avanzado en el orden laboral. Debemos aprobar algunas de las propuestos de los proyectos de ley para el primer empleo, sin que la misma no represente una simple forma de aprovechamiento laboral para las empresas, entre otras iniciativas a favor de la juventud.
Ningún político se ha atrevido o se atreverá a decir que reducirá las ayudas sociales, como la Tarjeta Solidaridad, por temor a no recibir el favor de los votantes beneficiados con ese Programa. Porque esa acción asistencialista debe ir de mano con el desarrollo de los sectores más vulnerables de la sociedad, los cuales ya no la necesitarán cuando alcancen un estado a donde puedan sacar sus propios pescados del Mar, en vez de esperar que otros se los provean, con excepción de ancianos, discapacitados y otros.
Otro tema que debería se punto de preocupación, especialmente de los candidatos a diputados y senadores, es el relativo a la Ley de Seguridad Social. Debemos ver cómo esa Ley beneficia a más a quienes aportamos, no solo a sus administradores, como ha sido hasta ahora. Con el tratamiento de ese tema de forma objetiva y sincera, los candidatos a esas posiciones pueden obtener el favor de los votantes de diferentes comunidades, especialmente de los sectores de clase media y media alta, que aportan la mayor cuota de recursos a la Ley de Seguridad Social.
La política nacional debe estar sustentada en compromisos reales con los ciudadanos; no en vánales dimes y diretes, como espera una gran parte de la sociedad.
Daniel García Santana
El autor es periodista