El comportamiento de la violencia y la criminalidad vinculadas al accionar del crimen organizado tienen un impacto importante en la vida cotidiana de la sociedad mexicana, la cual se ha visto más afectada aun en este período de campañas que transcurre hasta las elecciones federales programadas para el domingo 2 de junio.
Es de esperar que la pugna por mantener inalterable esta dinámica adquiera una mayor incidencia durante los procesos electorales, que en esta ocasión se han teñido de sangre y enlutan a familias, aterrorizan a la dirigencia y a la militancia partidaria que no está involucrada con estos hechos, así como empañan la ruta comicial, que formalmente comenzó el viernes 1 de marzo y concluye el 29 de mayo.
Este escenario de definiciones políticas no es la excepción. De acuerdo con informaciones publicadas en medios de prensa internacionales, se han incrementado los ataques y asesinatos de personas relacionadas con la política y que aspiran a un cargo electivo, sobre todo en el ámbito municipal.
Desde el 1 de enero al 3 de marzo de este año, han asesinado 11 candidatos, al menos 4 del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Mrena), mientras que dos eran del Movimiento Ciudadano (MC), 2 del Partido Acción Nacional (PAN), 1 de la coalición Frente Amplio, otro del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y 1 del Partido del Trabajo (PT), según estadísticas del mapa de la violencia del portal virtual Infobae.
No obstante, otras informaciones sugieren que los ataques y asesinatos han sido en mayor medida contra candidatos de la oposición, siendo frecuente que a través de la plataforma social X se pongan en tendencia temas que hagan referencia a esta situación.
Los estados más afectados por esta ola de violencia electoral son, entre otros: Michoacán, Chiapas, Jalisco, Guerrero, Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León, que también son el centro de operaciones de las principales organizaciones criminales dedicadas al negocio de la droga, al secuestro, la explotación sexual, la extorsión, al tráfico de indocumentados, entre otros delitos que se han disparado por la llegada masiva de extranjeros que intentan ingresar irregularmente a Estados Unidos a través de la frontera mexicana.
Para algunos expertos consultados, las elecciones de este 2024 se proyectan como las más violentas y mortíferas, por las complejidades que tienen.
Para que se tenga una idea, en estos comicios se escogerá al Presidente de la República, 128 senadurías, 500 diputaciones federales, 8 gobernaciones, 1 jefatura de gobierno, 31 congresos locales, 1,580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 juntas municipales.
El control por la municipalidad es lo que centra el interés fundamental de las organizaciones criminales, porque tienen incidencia en muchos estamentos de poder a nivel local, lo que les garantiza el control de las rutas para el trasiego de los distintos ilícitos.
Estas elecciones son cruciales para definir la dirección política y económica de México para los siguientes años. Es de esperar que el Instituto Nacional Electoral (INE), encargado de garantizar la transparencia y equidad en el proceso, y demás autoridades electorales y de seguridad mexicanas implementen las medidas de lugar para asegurar la protección de los votantes, los trabajadores electorales y los observadores el día de las elecciones.