Como no soy libretista de teatro, televisión, radio o, interactivo de redes sociales, quisiera entender a una franja del PLD –mi partido-. Y la única idea que se me ocurre, para ver si entiendo, es ir a la mayéutica socrática. Para ello, haré las siguientes preguntas: a) ¿quiénes están en minoría orgánica respetable en el PLD?, b) ¿por qué esa minoría orgánica quiere imponer-vociferar, en las calles y los medios, lo que no puede imponer orgánicamente?, c) ¿cómo es posible que, de un momento a otro, una retahíla de adversarios viscerales a esa minoría orgánica –y a todo el PLD-; pero, sobre todo, a su presidente, ahora haga coro con esa minoría orgánica?, d) ¿es el fantasma o figura de la reelección –vía reforma constitucional- un fenómeno inédito en la sociedad dominicana?; y e) ¿realmente a qué se le teme: a un fantasma viejísimo –llamado reelección-rehabilitación-, o sencillamente, a las primarias abiertas?
Honestamente, y por más preguntas que me hago, solo llego a una conclusión: esa minoría orgánica respetable, de mi partido, no quiere primarias abiertas, pues anti-reeleccionista no es. De modo, que si se confirma mi sospecha-conclusión estaríamos ante un dilema insalvable: la de que el partido, con la aceptación de esa minoría orgánica –que, curiosamente, igual que yo (al principio), se opuso a las primarias abiertas-, terminó aprobando esa modalidad de certamen eleccionario. ¿Y entonces?
A lo anterior se suma, que esa minoría orgánica ha levantado una consigna (callejón sin salida): ¡No hay marcha atrás! Y hasta donde tengo entendido, y llega mi exiguo ABC de la política, semejante ultimátum –o grito- solo se enarbola en dos escenarios: a) cuando se lucha contra un adversario político –llámese oposición o frente contrario- en el contexto de una contienda electoral; b) o, en el de una pugna doctrinaria-ideológica donde las contradicciones se hacen antagónicas e irreconciliables. Si fuere el caso –que no lo es-, en cualquiera de los dos escenarios, estaríamos frente a una situación de definición que, por lógica y dialéctica, terminaría (ojalá me equivoque), inevitablemente, en rupturas insalvables…
No quisiera ser Pájaro de mal agüero; pero, me temo, como escribí hace un tiempo, que, en el PLD, estamos pelando las cebollas –igual que Günter Grass (su autobiografía)- y que si el Comité Político no interviene ahora –¡con urgencia!- tendremos no solo “mambo” como dijo Lila Alburquerque.
La política, por más que se diga, es, más que Ciencia o Arte, coyuntura… ¿O acaso, se quiere olvidar que Danilo Medina -2007-2012- fue también minoría orgánica, y supo asimilar, respetar y acatar lo que la mayoría -de entonces- decidió?