Desde hace más de una década le he dado seguimiento al tema “Pedernales-Turismo”. Sin ser un experto, considero que el turismo es la opción más prometedora para cambiar el atrasado perfil de desarrollo económico y social de la región Enriquillo, que integran las provincias Pedernales, Bahoruco, Independencia y Barahona. Es necesario recordar que las tres primeras citadas están en la lista de las demarcaciones más pobres del país.
En el interesante programa de diálogo sobre el desarrollo y cohesión territorial con el liderazgo de cada provincia y región que lleva a cabo el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, la última tanda correspondió a la región Enriquillo, y en el encuentro final en Barahona el ministro Pavel Isa Contreras planteó que esa zona necesita una transformación de su economía, que implique una modernización y diversificación de su aparato productivo, en armonía con el medioambiente.
Con esa visión de cambio económico y social, explicó que con el proyecto turístico de Pedernales como locomotora, el Gobierno ha lanzado el proyecto de desarrollo regional más ambicioso que se haya diseñado e iniciado en el país.
Para Pedernales, el Gobierno se ha propuesto articular un programa que conecte el proyecto de desarrollo turístico de Cabo Rojo, con el pueblo de Pedernales y los atractivos del sistema de áreas protegidas de la provincia; y que adicionalmente dé un “enorme empuje a la agricultura y a la agroindustria en Bahoruco, Independencia y Barahona, al turismo en el lago Enriquillo y a las actividades comerciales y de almacenamiento, transporte y logística en Barahona”.
Por primeva vez en nuestro país desde el Estado se aborda un proyecto turístico planificado desde cero y enfocado como un motor para impulsar el desarrollo de la empobrecida región circundante. Lo que se ha planificado es poner en marcha una dinámica económica y social planificada para promover un desarrollo integral.
Un enfoque totalmente diferente a lo que ocurrió en la provincia del Este con Punta Cana, Bayahibe, Miches, La Romana y Juan Dolio. Con Boca Chica; con el litoral Atlántico (Montecristi-Puerto Plata-Nagua), y con las provincias Samaná, San Cristóbal, Bani y Azua.
El proyecto turístico de Pedernales se ha diseñado como un eje de desarrollo regional, y para eso se han sumado todas las instituciones del Estado que tienen algún componente a su cargo, con un interesante nivel de coordinación. Por ejemplo, ya Infotep y las Escuelas Vocacionales de las Fuerzas Armadas iniciaron la formación de los recursos humanos, y el Ministerio de Economía, en diálogo con las comunidades y con los demás departamentos estatales, tiene una propuesta integral para la región.
Puedo recordar para el proyecto turístico de Pedernales una de mis frases preferidas: “Nunca algo es tan bueno que no pueda ser mejor”. No creo que sea un proyecto perfecto, pero está mucho mejor pensado que la improvisación que parió todo lo demás. Puerto Plata comenzó con un plan, pero lo mutilaron rápidamente y el éxito inicial pronto parió el fracaso. Cuidemos que esto no se repita con Pedernales.