Con una vieja estrategia -la de matar dos pájaros de un tiro-, se pretende desvaluar una gestión de gobierno exitosa y, al mismo tiempo, a través de un libreto-reportaje, como falló lo de Brasil, se persigue detener el ascenso político-electoral del candidato de partido de gobierno. Pero más que desvaluar una obra de gobierno centrada, como ninguna otra (excepción Bosch-1963) en la agenda social histórica acumulada, vía malabares periodísticos y estudios-refritos -que se hacen en abril y se publican en noviembre (¿?)-, se busca crear la percepción de que la obra de gobierno del Presidente Danilo Medina no ha impactado en el rostro geográfico-social del país, con lo cual se pone de manifiesto la intención -mediática-periodística-electoral- de querer instalar, en la mente del electorado nacional, la mentira de que no hemos avanzado en el combate a la pobreza.
Los peledeístas, si queremos seguir en el poder, debemos estar contestes y coherentes en dos cosas: a) defender, a capa y espada, la obra de gobierno -¡tangible!- del Presidente Danilo Medina y el PLD; y b) saber y defender, que tenemos un candidato –Gonzalo Castillo- que hace la diferencia, probada, entre el insulso y el conceptualizador que echa un discurso; pero rehúye escuchar y hacer, siquiera, un mea culpa (el 4% para educación) y por aquel contrato leonino –tres porciento para el país y noventa y siete porciento para el capital extranjero, que, justamente, el actual Presidente hubo de revertir a favor del desarrollo nacional-integral-.
Otro aspecto en el análisis y el accionar político, de cualquier peledeísta, debería ser: no perder de vista los escenarios y la fabricación artificiosa de percepción pública condicionada para venderle al país, aunque vulgar mentira, que solo estamos mejor que Haití y Venezuela -¿se podrá creer?-; o que, el candidato Gonzalo Castillo, que escucha más que lo que habla -en sintonía con el hartazgo universal de la gente ante discurso-demagogia-, hace rato es una realidad política-electoral en crescendo y fenómeno político que tiene en jaque mate la alianza “de macos y cacatas” entre dos líderes que no se atreven, siquiera, dar la cara por ella. ¡Vaya vergüenza ajena
Por último, sería oportuno recordar: que nuestra historia contemporánea no registra –a excepción de Bosch-1963, el bonapartismo-balaguerismo-66-78 y la inflexión histórica-política de 1978-, diferencia de gobierno por nomenclatura política-ideológica, sino por estilo y énfasis en el ejercicio del poder: y ahí, Danilo Medina, supera, por leguas, en el enfoque social, a sus contemporáneos.
Además, ¿Por qué se quiere amarrar al Presidente para que no haga campaña por su partido y candidato? ¿Qué ley lo prohíbe? ¡Ninguna! Por ello, remembramos la célebre frase: ¡“Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”!