Nuestro país debe tomar el camino de las prioridades para avanzar todos juntos por el sendero del progreso y la prosperidad. Para iniciar ese trayecto, todos los sectores nacionales debemos hacer los sacrificios necesarios, incluso el Estado y los partidos políticos.
Desde hace mucho tiempo vengo abogando por la reducción del aporte del Estado a las organizaciones políticas, especialmente en años no electorales, para utilizar esos recursos en asuntos prioritarios, como educación, salud y la construcción de vías terrestres, entre otras.
Ahora, la entidad Somos Pueblo está propugnando por la eliminación del aporte a los partidos políticos a través de la recolección de firmas en documentos colocados en instituciones sociales y comercios, inclusive en el centro de reparaciones y tienda de teléfonos MSJ, propiedad de mi hijo, Márquez Daniel García Caridad, situado en la calle Fernando de Navarrete, número 117, Los Mina, frente al supermercado Fortuna.
El Gobierno ya ha anunciado que a los partidos políticos se les entregarán los recursos correspondientes el próximo año, en cumplimiento de la Ley Electoral y de otras disposiciones. Sin embargo, es preciso iniciar un proceso de revisión y consenso para la disminución de esos recursos.
La “democracia” de República Dominicana nos sale muy costosa. Los partidos políticos deben recibir el 0.50% del presupuesto nacional en años electorales y 0.25% en preelectorales, lo cual equivalió a más de RD$5,111 millones este 2024, cuando fueron celebrados los comicios presidenciales, municipales y congresuales.
Otro asunto a resolver es el control y transparencia en el uso de esos recursos que, para mí, han servido para crear fortunas a “propietarios” de organizaciones políticas bisagras, con estatus de mayoritarias por muchos años.
Una de mis alegrías en los comicios pasados fue que los partidos Reformista Social Cristiano (PRSC) y Revolucionario Dominicano (PRD) obtuvieron menos del 5% de las votaciones, por lo cual reciben menos recursos del presupuesto nacional, aportados por los ciudadanos a través de los impuestos.
Es muy fácil estar pegado a la teta del Estado a través del presupuesto nacional sin hacer aportes significativos al desarrollo del país, ni con la inversión en educación política a los jóvenes, como establece la Ley Electoral.
Ahora que hablamos de austeridad y sacrificio, debemos mirar, junto a los líderes políticos, sociales y empresariales, hacia los fondos entregados a los partidos políticos, por el bien común.