A Frank y Patricia, y en ellos dos, al grupo de Estudio Bíblico…Hace unos días recibí un valioso regalo de un amigo –y su abnegada esposa- y militante consagrado en la fe. Es un joven profesional calificado, disciplinado, pero, sobre todo, creyente y predicador -fervoroso y entusiasta- de las palabras de Dios sin ruido, fanatismo ni latigazos (Es decir, no te amenaza con que irás al infierno). Su magisterio lo ejerce a través de una sabia pedagogía que uno no sabe si está en medio de un culto bíblico, de una clase de historia antigua, o de un guía espiritual que, sin ninguna pretensión ni arrogancia intelectual, va seduciendo y procurando -Biblia abierta- que uno mismo compruebe la certeza histórica del legado imperecedero del que está -¡Omnipresente!- en todas partes…
Ese valioso regalo es una Biblia: la Biblia de liderazgo de John C. Maxwell, el gran conferencista y experto -de renombre universal- sobre los liderazgos y las leyes que los rigen. Esa Biblia es la Biblia -ReinaValera de 1960- sin ningún cambio ni alteración de la original, solo que está actualizada y ampliada, extrae, como se lee en la cubierta: “Lecciones de Liderazgo Extraídas de la Palabra de Dios”. Por esa característica, se podría decir que esta Biblia es, además de guía espiritual y sagrada escritura, el más ferviente llamado al estudio diáfano, sencillo y pedagógico de la Biblia para descubrir al Dios creador del hombre y del universo.
Ya había leído algunos de los libros de Maxwell, pero ninguno se compara a este compendio de lecciones y enseñanzas extraídas de la Biblia para orientarnos hacia la construcción, con observancia en la fe en Dios, de los diferentes tipos de liderazgos (sociopolíticos-espiritual), con énfasis en la familia y el rol-papel de los padres como núcleos centrales de toda sociedad. Por ello, guiado por ese principio –espiritual, histórico y sociológico-, no hay un pasaje, libro, carta, parábola o versículo de la Biblia del que Maxwell no extraiga, con magistral sencillez, una enseñanza.
Y en ese trayecto, de aprendizaje y fe, de la mano: mi familia (esposa e hijos…).
Finalmente, no soy quien para convocar a nadie, apenas empiezo a transitar en la fe; pero, estoy convencido que si nuestra clase política -¡toda!- abrevara, con fe y fervor, en esta Biblia de “Liderazgo de Maxwell” muchos sabrían de sus inobservancias, transgresiones y liderazgos equivocados, y quizá unos pocos, rectificarían sus pasos, pensarían en el relevo y, quién sabe; otros, tal vez, podrían hasta deponer ambiciones no del todo altruistas ni de beneficio para el país.