Las renuncias de militantes y dirigentes de la oposición y su paso a apoyar al oficialismo a solo un mes de las elecciones, es un hecho que muestra con claridad meridiana cómo la política dominicana camina por un sendero que cada vez más se está degradando, se denigra y desacredita.
Ese fenómeno de cambio de chaquetas por oportunismo electoral ha sido una costumbre en los diversos partidos, pero en el actual proceso electoral ha tomado otro nivel. Ha escalado no solo a los tradicionales disidentes por decisiones que no comparten, sino que se ha convertido en una estrategia dirigida y orquestada directamente por el partido de gobierno, con todos los recursos que eso implica, orientada a los principales líderes y candidatos de los partidos de oposición.
Eso es algo que nunca había sucedido así. Ya no es solo convencer con recursos efectivos o con pagos de deudas pendientes a candidatos municipales o congresionales ganadores o perdedores de la oposición, sino que se ha llegado al extremo de crear grupos para-políticos, conformados por exdisidentes de los principales partidos opositores, los cuales se encargan de hacerle el trabajo sucio al partido de gobierno. La renuncia del alcalde Carlos Guzmán al partido opositor Fuerza del Pueblo, después de haber perdido las elecciones en sus intenciones reeleccionistas, muestra lo descarnado del actual proceso del transfuguismo. Su anuncio de que podría ser una pieza del oficialismo para crear otro grupo para-político que se encargará de “convencer” a líderes opositores, es la muestra de la falta de criterio, del abandono de los principios y de la búsqueda de “lo mío”, que lamentablemente está caracterizando el ejercicio actual de la militancia política.
La enciclopedia de economía política define esa actuación de la forma siguiente: “El fenómeno del transfuguismo consiste en que una persona abandona el partido político o la organización en que se encuentra y se incorpora a otra diferente por intereses personales. Es decir, se cambia de fuerza política como parte de una estrategia para conseguir un objetivo mayor”.
El hecho de que dirigentes o militantes de un partido dominicano se pasen a otro por beneficios personales ha sido casi una norma en todos los procesos electorales. Si bien es cierto que en los gobierno balagueristas y peledeístas se produjeron casos muy sonados y lamentables de transfuguismo, no es menos cierto que el actual gobierno del PRM y el presidente Abinader han superado con creces las actuaciones de los anteriores gobiernos. La presente administración y el PRM se han convertido en verdaderos “caza-talentos” de tránsfugas políticos que abren sus oídos y sus bolsillos a los contundentes y gruesos argumentos que los oficialistas les cantan llenos de sinfonías mercuriales. Y es que en los actuales momentos el nivel que alcanza el transfuguismo es mucho mayor porque no existen criterios ideológicos, no importan los fundamentos programáticos, no se toma en consideración la posición de los partidos frente a los diversos problemas nacionales, para dar el tránsito de un partido a otro. Solo importa lo que se ofrece para beneficio de quienes dan el paso, ya sea con prebendas en el presente o con promesas de cargos en el futuro.
En el actual panorama electoral se han producido casos de transfuguismo que a muchos nos sorprenden y nos dan mucha pena. La renuncia de Carlos Guzmán primero al PLD en 2020 y esta semana a la FP, en ambos casos quedándose con el puesto de Alcalde, es algo lamentable y vergonzoso. La renuncia de Julio César Valentín del PLD y el inexplicable papel que está jugando su organización en la captación de tránsfugas, es algo que sorprende y da pena.
Lo mismo puede decirse de Rafael Hidalgo en Azua, de Cholitín en Higüey, del Mello en Pedro Brand, de Junior Santos en Los Alcarrizos, de María Mercedes Fernández en Bonao, de Víctor Suárez en Santiago, de Lupe Núñez en San Francisco de Macorís, de Guarocuya Cabral en Moca, Enmanuelle Escaño en Salcedo, todos esos casos y otros más, provocan sorpresa, dan pena y vergüenza.
Ante esa ola de transfuguismo, el ex presidente y líder de la FP, Leonel Fernández, ha dicho que el PRM “ha convertido la democracia en una dinerocracia”. El ex presidente de la República, líder y presidente del PLD, Danilo Medina, ha sido más agresivo y duro al decir lo siguiente: “El que quiera ir, que se vaya, pues quien se vende no sirve para nadie. Quienes abandonan el PLD y la oposición en estos momentos no es por principios, lo hacen porque se venden al gobierno”. Y esa es una gran verdad.