En noviembre de 2024 escribí sobre la reactivación del sector de la minería y los aportes que esta podría traer a nuestra economía, tomando en cuenta datos del Banco Central que revelaban un empuje notable.
En ese artículo también toqué el tema de las “tierras raras”, un término que comenzaba a ponerse de moda y que escuché por primera vez en boca del ex ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, y mencionaba en ese sentido la creación del Emidom, Empresa Minera Dominicana, para esos fines.
Ahora manejamos con mayor claridad el término “tierras raras” y al parecer, en nuestro país contamos con grandes yacimientos de estos metales llamados con ese nombre, especialmente en la bauxita de Pedernales, vistos por muchos como la “panacea” para cualquier economía.
Se trata de metales que son de primer orden para la industria de la tecnología (pantallas de tv, celulares…) energía renovable, para dispositivos de defensa y de salud, para la industria automotriz, entre otros usos en el mundo actual y como diríamos en nuestro patio “…somos ricos y no lo sabíamos…”.
Ahora bien, nos estamos llenando los ojos con toda esta literatura a través de los medios de comunicación y como que vamos demasiado rápido. De hecho, nos estamos viendo en imágenes a futuro tirándonos fajos de billetes encima o enfrentando daños irreversibles que provoca la explotación de minas en nuestro ecosistema.
Estamos conscientes de lo que tenemos, de que son yacimientos muy valorados, pero de ahí a asegurar que habrá explotación en los próximos años, está por verse, pues no es tan fácil concretarlo y todos sabemos por qué.
República Dominicana cuenta con importantes yacimientos mineros que han sido explotados. Tenemos playas y montañas hermosas que son las detonantes del turismo, una de nuestras principales fuentes de ingresos, y se ha comentado mucho que también tenemos oro negro, como se le llama al petróleo, por el impacto que este tiene en la economía global.
En cuanto a las tierras raras, el presidente Luis Abinader ha dicho que contamos con millones de toneladas de reservas brutas de estos metales.
En su reciente visita al país, el secretario de Estado, Marco Rubio acordó dos temas con el mandatario. Lo primero fue tocar el tema haitiano y diría que nos “endulzó” un poco con el espaldarazo hacia las políticas que implementa el gobierno para controlar la inmigración del país vecino.
Y el segundo tema fue, precisamente, su marcado interés en las tierras raras, afirmando que habrá planes en ese sentido en los meses por venir.
Aunque a nivel público no se abundó mucho al respecto, quedó claro que Estados Unidos estaría interesado en una posible exploración, explotación y extracción de este tipo de metal.
El país, por lo pronto, no cuenta con las herramientas a nivel tecnológico para realizar estos trabajos y hay que tomar en cuenta que toda explotación siempre afecta, de una u otra forma, nuestros ecosistemas.
Lo ideal es cuantificar las reservas, hacer los estudios que estas actividades conllevan con responsabilidad y transparencia, con técnicos en esa materia probados y apegados a las leyes, contar con la aprobación de la sociedad y que el país sea el mayor beneficiario en todo este proceso.