La política de obras públicas usual en nuestro país siempre consistió en grandes obras y mega proyectos como punta de lanza. Y entre inmensas carreteras, elevados, espectaculares túneles y líneas del metro los Gobiernos que eligieron ese estilo dejaron cosas muy visibles y por ende con mucho valor político. Ciertamente muchas de esas obras eran necesarias y han sido positivas para los dominicanos, pero en un país con necesidades tan básicas como, por ejemplo, la simple y poco onerosa reparación de cañadas, la jerarquía de prioridades debía estar organizada de forma diferente.
Por eso el manejo novedoso, tan distinto en relación con los anteriores, del actual Ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, ha sido aplaudido por la mayoría de la población que se ha beneficiado de un enfoque en el que, sin restar importancia a la necesidad de algunos grandes proyectos pendientes como la ya anunciada Carretera Cibao-Sur, se ha orientado a resolver problemas más urgentes para numerosas comunidades del país como la creación y reparación de cientos de kilómetros de caminos vecinales o la reconstrucción de puentes destruidos por tormentas.
Esto habla bien del Ministro, no sólo de sus intenciones sino también de su rectitud, ya que en la tradicional rutina del “grado a grado” y las comisiones, las mega obras son más atractivas y jugosas para los funcionarios, pero Gonzalo Castillo ha priorizado imprescindibles obras pequeñas aunque no dejen espacio para amplios márgenes de “ganancias”.
Además, las obras que se han llevado a cabo en esta gestión no han sido bajo el típico criterio de “hacer obras por hacer obras” o “hacer para que se vea”, sino en función de las necesidades y potenciales beneficios adicionales como la generación de riqueza y de empleo.
Lo dijo una vez el presidente Danilo Medina cuando estaba en campaña, visitando un barrio de una provincia sureña y constatando las necesidades de sus moradores: “Para estas personas, un camino vecinal es su metro”.
Obviamente somos muchos los que hemos tenido mejoras en nuestro día a día gracias a los elevados y túneles, pero son más los que ni siquiera han tenido la oportunidad de utilizarlos porque en los lugares remotos donde viven sus graves problemas requieren de soluciones más básicas. Y esto ha sido entendido por las actuales autoridades pues han dado amplias muestras de ello en estos 7 años de Gobierno.
La promesa de “priorizar a los chiquitos”, mayoría indiscutible en el país, se ha cumplido.