El dengue es una aguda enfermedad viral de mucha importancia que ha impactado en casi todo el mundo. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 390 millones de casos ocurren cada año en total entre los 100 países donde el dengue es endémico, de los cuales 96 millones se manifiestan clínicamente.
Lamentablemente, el dengue sigue causando estragos en República Dominicana. Cada año se reportan altas cifras de muertes como consecuencia de la enfermedad y en muchas ocasiones éstas aumentan en relación al año anterior, lo que indica que no se han producido grandes mejorías en la lucha contra el dengue.
Lo peor de todo es que, hasta el momento, las únicas herramientas de prevención conocidas en el país son la protección contra la picadura del mosquito transmisor “Aedes aegypty” (con repelentes, por ejemplo) y mecanismos para evitar la propagación de este insecto potencialmente letal. Y en cuanto a tratamiento hay ciertas pautas y medicamentos que pueden contribuir pero en realidad no hay un tratamiento específico efectivo.
En varios países se crearon vacunas contra el dengue que se encuentran pendientes de patentes de invención y durante años se hicieron numerosos estudios en Estados Unidos para comprobar la efectividad de una ya existente vacuna lograda con el esfuerzo de la Fundación Bill y Melissa Gates.
En República Dominicana existen dos solicitudes depositadas en la Oficina Nacional de Propiedad Industrial (ONAPI) contentivas de la invención de una presunta vacuna para el dengue. Dada la importancia de un tema que constituye una emergencia nacional de salud pública, sería ideal revisarlas, contactar a los inventores y evaluar la posibilidad de acceder al programa de asesoría y orientación técnica que ofrece la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los países miembros para apoyar investigaciones en torno a una posible vacuna.
De hecho, a partir de Enero de 2016, hay 3 países en los que se aprobó el uso de una vacuna contra los 4 tipos de dengue llamada Dengvaxia. Primero en México y Filipinas y luego en Brasil. Por lo que también sería interesante que el Ministerio de Salud Pública explore como alternativa más rápida la posibilidad de importación de la vacuna ya existente.
Independientemente de la vía que se elija, está claro que el dengue se convierte cada año en una amenaza mayor y que para combatirlo hay que hacer mucho más. De lo contrario, el pronóstico contra la enfermedad no va a mejorar.