Trump mantiene un comportamiento errático. Su política hacia América Latina es de imposición. Hacia Europa es de presión al límite, hacia Israel de apoyo incondicional y hacia Rusia y China es conmensurado. Europa está inquieta al ver el acercamiento de Trump a Putin sin tomar en cuenta que el objetivo de EE. UU. es contener a los BRICS que son su real amenaza económica. Este año se espera que los países BRICS lancen su propia moneda y una plataforma de pagos que busca desafiar el predominio del dólar, por eso Trump le concede a Rusia tranquilidad frente a Ucrania y cambia la política de enemistad por rivalidad económica con el objetivo de mantener la hegemonía de su moneda.