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La grandeza de algunos hombres perdura en la eternidad. Para mí es un honor aprovechar este espacio para escribir sobre Simón Bolívar, un ser que tenía una visión impensable en aquellos tiempos, pero hermosa y demasiado grande en su esencia: liberar las naciones de América del imperio español y unificarlas en un bloque.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, nació en Venezuela en 1783 y murió en 1830 tras un catarro mal curado que derivó en tuberculosis. Su final fue muy triste, porque lo rodeó la traición, la ingratitud y la deslealtad de muchos que ganaron la independencia a su lado y a quienes él mismo había llevado al poder.

Conocer la vida desde el inicio de algunos héroes aporta demasiado. Hace mucho vi en la plataforma de Neftlix la serie que relata la vida de Simón Bolívar, titulada “Bolívar”. Cuando la empecé a ver me enganchó de inmediato ver a un hombre de personalidad firme, de carácter determinado y valiente; libre y sin prejuicios, pero, sobre todo, con ideas libertadoras que iban más allá de lo impensable en una época en la que existía la esclavitud y reinaba España en muchos países de su región: su idea era liberarlos a todos, no solo a Venezuela.

La he visto dos veces y el final siempre me hace llorar y caer en cuestionamientos sobre cómo es posible que hombres tan grandes como Simón Bolívar y Juan Pablo Duarte, que dieron no solo la fortuna de la familia para independizar a sus naciones, sino su tiempo y toda su vida por una causa a la que no cualquiera se arroja, murieron con el corazón roto y decepcionados, expulsados de sus países de origen y en plena miseria.

No es justo, pero quizás es una lección hasta para los propios ingratos, a quienes estas vidas siempre recuerdan que la historia los juzgará y al mismo tiempo le da valor a la sonada frase: “No es cómo se empieza, sino cómo se termina”.

La serie, que tiene tinte novelesco, nos da a conocer las vicisitudes que vivió “El Libertador”; nos invita a ver a Simón Bolívar de niño, de adolescente y de adulto; nos deja conocer a sus dos grandes amores: su esposa María Teresa del Toro Alayza (quien falleció debido a una picadura de mosquito); y a su pareja Manuela Sáenz, quiteña que lo rescató de un intento de asesinato.

El espacio resulta corto para seguir escribiendo sobre el inmenso Simón Bolívar, queda invitar a que conozcan esta historia y valoren cada detalle.
¡Gracias por leerme!

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