Revisar las estadísticas de los cruceros, del Banco Central, a partir del año 1994, deja importantes enseñanzas. Ese año recibimos 50,201 cruceristas. Puerto Plata recibió 13,451, La Romana aún no era destino de cruceros, y Samaná acogió 10,966 (21.8%).
En los años siguientes, 1995-2004, La Romana se consolidó, apoyada por el empuje del Central Romana, propietaria del puerto. Recibió 365,308 pasajeros (2004). Puerto Plata, pionera en esta actividad, no logró establecerse como destino y al final del período reportó 1,196 visitantes. Samaná se quedó en 4,647.
La Romana fue el destino ganador de la década. Favorecida, posiblemente, por una consistente comercialización y el prestigio de Casa de Campo. También por las ventajas que significan la organización y condiciones generales de la ciudad. Por eso llegó al 2004 con el 79.8%. Samaná no pasó del 1.0% y Puerto Plata ni a eso llegó.
En los años 2005-201 Samaná se levantó apoyándose en la belleza y especiales características de su paisaje, el espectáculo único que ofrece la observación de ballenas y el atractivo paisaje de la imponente bahía.
En ese periodo los cruceros se ausentaron de Puerto Plata. Los poquitos pasajeros de embarcaciones no llegaron en cruceros. En los años 2009-2012 la cifra fue cero y cerró con 136 pasajeros en el 2014. La Romana siguió adelante y en esa década atrajo 2 millones de pasajeros, consolidándose como destino importante del Caribe.
Samaná creció apoyada en las sólidas conexiones y conocimientos del sector, la empresa naviera que se propuso desarrollar allí los cruceros. En esos 10 años sumó poco más de un millón de pasajeros. Sus puntos cumbres fueron 2008 con 173 mil, el 2009 con 235 mil, y 2010 con 186 mil. A partir del 2011 inició el declive y en el 2019 se quedó en 53,905 pasajeros.
¿Qué pasó? Sigue allí la imponente bahía, sus extraordinarios recursos naturales, sus peculiares ingredientes culturales, playas, paisajes… su gente. Hoy en el acto de inicio del puerto de cruceros, Samaná Bayport se ofreció una explicación convincente. Las riquezas de Samaná seguían allí a la espera de mejor uso, pero el destino no pudo mantenerse en la dura competencia de los cruceros del Caribe, por no poseer la infraestructura portuaria para satisfacer las crecientes exigencias de los pasajeros, recibidos en un ambiente caótico en el malecón de la ciudad.
El proceso de Puerto Plata lo confirma. De cero turistas pasó a 345 mil en el 2016 y siguió creciendo para llegar a 653 mil en el 2019. ¿Qué hizo? En el 2015 Carnival inauguró su moderno puerto Amber Cove. El año pasado arrancó Taino Bay, y se proyecta para el 2022 un millón de pasajeros. El cambio son los dos puertos.
Samaná tendrá pronto lo que le faltaba, una infraestructura portuaria como se exige hoy. Conocida la historia de Puerto Plata y La Romana, convencido estoy de que en Samaná se repetirá la historia.