El parque ambiental de la José Núñez de Cáceres con Gustavo Mejía Ricart necesita urgentemente ser intervenido por alguna autoridad o por la entidad que lo tiene a su cargo, en este caso, si no me equivoco, el Ayuntamiento del Distrito Nacional.
A pesar de que la cañada no emite malos olores que provoquen molestias a los residentes de los alrededores, la hondonada está repleta de malezas, sus áreas verdes, esculturas y bancos están en franco deterioro, con presencia de basura y plásticos en la pista de bici y caminata.
Recuerdo aquel día cuando finalmente, luego de saneada esta cañada, se levantó este bonito y acogedor parque urbano, en ese momento a cargo de autoridades de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd).
El espacio fue por varios años escenario de veladas y celebraciones cada fin de semana de la mano de grupos cantores desde su pequeño anfiteatro que da a la Núñez, del cual no queda ni la sombra, porque todo está destruido, lo mismo que el área de juegos infantiles, baños y casetas de vigilancia.
Al echar un vistazo en la cuenca, solo se pueden ver allá abajo robustos árboles que nacieron y crecieron con los años, por la falta de cuidado; y ropa de hombre tendida en los muros de concreto donde estaba la laguna, de alguna persona que, al parecer, duerme en el parque. Las últimas veces que he visitado el lugar he visto la misma escena.
En el centro del parque, luego de saneada el área infestada, se construyó una fuente hermosísima que elevaba hacia el cielo un chorro de agua con luces que componían un espectáculo visual y auditivo por el sonido del agua.
También las áreas exteriores con iluminación armónica, en complicidad con las esculturas de los artistas Nicolás Aracena con su famosa escultura “Agua fragmentada”, y otras imponentes obras de Iris Pérez y Carlos Santos, las cuales requieren ser restauradas.
La infraestructura se desarrolló para resolver un problema ambiental, pluvial y sanitario que afectó por muchos años a los sectores Las Praderas, El Millón, ensanche Quisqueya y La Castellana; y se creó ese fabuloso espacio de entretenimiento familiar.
Aunque actualmente las condiciones no son las mejores, el parque es utilizado por decenas de familias de los entornos para caminar en las mañanas y tardes. También por grupos de baile y zumba, así como para encuentros de grupos culturales y teatrales.
En los últimos días lo he visitado y siento nostalgia cuando veo lo feo y descuidado que está. Sé que el Ayuntamiento ha recuperado algunos espacios que estaban abandonados y ha construido otros, entonces, entiendo que no hay que esperar a que desaprensivos lo utilicen como zafacón, para cometer actos depravados y atracos.
Las inversiones hay que cuidarlas, por eso apelo a la autoridad de ese cabildo, a la alcaldesa Carolina Mejía para que coloque en su agenda el reacondicionamiento de este importante parque urbano.
Pero también apelamos a aquellos que lo visitan para que lo mantengan lo más limpio posible, que no tiren la basura en lugares inadecuados, porque el viento las arrastra, que tampoco la arrojen a la hondonada y defiendan cada peso que los gobiernos utilizan en estas infraestructuras para el disfrute colectivo.