Las buenas rutinas crean hábitos, los hábitos costumbres y las buenas costumbres, estabilidad, logros, satisfacción y la posibilidad de construir y ver crecer lo que no es posible obtener en una sola temporada. Cuando decidas incluir algo en tus rutinas de vida, pregúntate ¿A dónde me lleva? ¿Querré el resultado final? ¿Valió la pena el tiempo y todo lo invertido? ¿En su lugar pude haber hecho algo mejor? Pensar es diseñar, construir, moldear o desechar para volver a instalar… Piénsalo, cuida tus rutinas, revisa tus hábitos, pon a Dios primero en todo y tendrás resultados de primera, entonces, todo lo demás ocupará su lugar. Tomate tu tiempo para evaluar y evitar errores, terminas siendo tus rutinas y cosechando tus hábitos. No olvides que es mejor despejar dudas que resolver problemas.