A veces cuando lo que has estado esperando largo rato llega, puedes inquietarte a tal punto de dudar de tu realidad inminente, aun reconociendo que Dios está en el asunto, y son muchas las personas que se ponen nerviosas cuando lo que tanto esperaban comienza a suceder, esa sensación contradictoria es prácticamente inevitable, porque la novedad causa ese efecto, sube la adrenalina y mueve lo que estuvo quieto tanto tiempo.
El punto aquí es que si durante la espera aprendiste a “descansar en Dios”, ese ejercicio es tu punto de partida para actuar justo ahora.
No reposas en el hecho mismo de lo que está pasando, sino en que Dios te acompaña con ternura y firmeza para que tengas la mejor actuación mientras caminas sobre la alfombra de tus circunstancias.