Todo vuela, en cada avance vemos cambios y movidas que no dan lugar a que buena parte de las personas incorporen cada actualización a su diario vivir. El tiempo transcurre como huyendo de algo y los cambios como si robaran un parqueo. Hay una real impotencia ante tanto movimiento porque sin poder seguirle la pista somos sorprendidos e involucrados en movidas a las que nadie nos pidió permiso pero nos arrastraron. Ante tanto, quiero decirte que si te aferras a Dios no tendrás una mentalidad obsoleta ni un corazón tardío, Dios es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, mantiene su palabra, sostiene su propósito y te tiene esculpido en las palmas de sus manos, entiéndelo así, si “el que anda en su camino por torpe que sea no se extraviará”, tampoco tú.

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