Eso es lo que nos preguntamos al revisar los datos obtenidos por la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares realizada por el Banco Central (BC) entre enero 2018 y enero 2019 (ENGIH 2018 BC). Con las informaciones a noviembre de 2023, se observa que el gasto mensual promedio de los hogares de mayores ingresos (quintil 5 o Q5) alcanzó RD$72,676. La ENGIH 2018 BC indica que estos hogares destinan el 14.08% de su gasto a la compra de alimentos y bebidas no alcohólicas, muy por debajo del 38.25% que gasta el promedio de los hogares más pobres (quintil 1 o Q1). Este resultado no debe sorprender, pues guarda relación con uno de los derivados clásicos de la Curva de Engel, descubierta por el estadístico alemán Ernst Engel en 1857: a medida que aumenta el ingreso de los hogares, la proporción del mismo que se destina al gasto en alimentos se reduce.
Por alguna razón, sin embargo, cuando tomamos el gasto promedio de los hogares en la compra de alimentos y bebidas no alcohólicas, como porcentaje del gasto de consumo final por quintil de ingreso reportado por la ENGIH 2018 BC, y lo multiplicamos por el gasto de consumo final a noviembre de 2023, resulta que el promedio de los hogares pertenecientes a los 4 quintiles de ingreso más bajos (quintiles 1 al 4 o Q1-Q4), gastó RD$11,039 en alimentos y bebidas no alcohólicas en noviembre pasado, por encima de los RD$10,233 que gastó el promedio de los hogares de mayores ingresos (Q5). Este resultado sorprende y requeriría la realización de una investigación a fondo para determinar cuáles podrían ser los factores que han incidido en este resultado contra-intuitivo: el promedio de los hogares más ricos (Q5) gasta 7.3% o RD$806 mensuales menos en alimentos y bebidas no alcohólicas que el promedio estimado en el resto de los hogares (Q1-Q4).
Tratamos de ver qué otro país de la región había realizado una ENGIH casi al mismo tiempo que nosotros y encontramos que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de Costa Rica había hecho una entre febrero de 2018 y febrero de 2019. El derivado de la Curva de Engel también emana de ENGIH 2018 INEC-CR: mientras el gasto promedio en alimentos y bebidas no alcohólicas como porcentaje del gasto de consumo final de los hogares de más bajos ingresos (Q1) resultó ser 37.7% (38.25% en nuestro caso), el correspondiente al del hogar promedio del Q5 alcanzó 16.0% (14.08% en nuestro caso). La diferencia surge cuando observamos el gasto en colones costarricenses corrientes en el consumo de alimentos y bebidas no alcohólicas. El INEC en Costa Rica reportó que el gasto mensual promedio en alimentos y bebidas no alcohólicas de los hogares pertenecientes a los 4 quintiles de ingreso más bajo (Q1-Q4) fue de 127,670 colones, mientras que el correspondiente al promedio de los hogares de mayores ingresos (Q5) fue de 179,925 colones, un 41% más elevado. La diferencia con la ENGIH 2018 BC es considerable.
Alguien podría señalar que ese resultado se debe a que a los hogares ricos de nuestro país les encanta almorzar y cenar en restaurantes. En efecto, cuando se analiza la data de la ENGIH 2018 BC encontramos que el promedio de los hogares de más altos ingresos (Q5) gasta mensualmente RD$5,756 en alimentos y bebidas no alcohólicas fuera del hogar (restaurantes), por encima de los RD$3,268 que gasta, en promedio, el resto de los hogares (Q1-Q4). ¿Explica eso el por qué los hogares más ricos del país gastan un 7.3% menos en compra de alimentos y bebidas no alcohólicas consumidos en el hogar que el restante 80% de la población (Q1-Q4)? Esa no parece ser la razón. ¿Por qué? Porque en Costa Rica, la ENIGH 2018 INEC-CR encontró que a los costarricenses de altos ingresos también les gusta almorzar y cenar fuera del hogar, incluso más que a los dominicanos. Mientras los hogares más ricos en Costa Rica (Q5) gastan en restaurantes 90,133 colones al mes, los más pobres (Q1-Q4), gastan un promedio de 29,687 colones. En consecuencia, mientras en nuestro país los más ricos (Q5) gastamos 1.8 veces más en restaurantes que el promedio de los hogares de los quintiles de ingreso más bajos (Q1-Q4), en el caso de Costa Rica los ricos gastan en restaurantes, en promedio, tres veces más que el restante 80% de la población (Q1-Q4).
Resulta difícil creer lo que postula la ENGIH 2018 del BC, cuando señala que el 20% de los hogares más ricos gastó mensualmente en alimentos y bebidas no alcohólicas consumidos en el hogar, en pesos dominicanos, menos de lo que gastó el promedio del 80% más pobre de la población. Ese resultado apuntaría a que los hogares de altos ingresos no reportaron a los encuestadores del BC los valores reales de su consumo, y que los datos recopilados no fueron correctamente verificados por los supervisores y coordinadores del trabajo de campo. Esto resulta más sorprendente al comprobarse que el Cuestionario B de la ENGIH 2018 BC incluyó un módulo innovador que tenía como objetivo aproximar mejor los niveles efectivos de consumo de alimentos de los hogares (Sección 2 sobre Inventario Inicial y Final en la Despensa y Refrigerador), con el cual se debió minimizar considerablemente la existencia de hogares con gasto semanal cero en alimentos. Estas anomalías se presentan cuando los encuestadores visitan a los hogares seleccionados, luego de que estos últimos realizaron compras significativas de alimentos en el super o hipermercado y los almacenaron en la despensa y el refrigerador. En situaciones como la descrita, es probable que el hogar no reporte gastos en la semana de referencia, debido a que los alimentos que prepararon y consumieron los miembros del hogar durante los 7 días que dura la entrevista, fueron tomados de la despensa y el refrigerador.
Sorprende también que, mientras los hogares ricos parecen haber tomado la decisión de hacer dieta de alimentos, el 40% más pobre de la población tomó la decisión, según la ENGIH 2018 BC, de convertirse en abstemios al consumo de cerveza, en sus visitas a restaurantes y bares. Mientras en el 2007 (ENGIH 2007 ONE-BC) estos hogares de menores ingresos (Q1-Q2) dedicaban entre el 0.44% y el 0.47% de su gasto total a la compra de cervezas fuera del hogar, según la ENGIH 2018 BC actualmente no dedican un solo peso a la compra de cerveza fuera del hogar. Una posible explicación es que, debido al aumento de la delincuencia que se registró entre las dos encuestas (la del 2007 y la del 2018), los más pobres han decidido tomarse sus frías dentro del hogar. En efecto, su gasto en cervezas dentro del hogar ha subido de 1.04% (Q1) y 1.16% (Q2) en la ENGIH ONE-BC 2007 a 1.08% y 1.50%, respectivamente, en la ENGIH 2018 BC. Otra posible explicación es el “efecto demostración” que James Duesenberry plasmó en “Income, Saving and the Theory of Consumer Behavior” (1949): la sustitución del consumo de cerveza por el vino fuera del hogar, al observar los pobres que, en los restaurantes, los ricos toman vino.
Finalmente, si la ENGIH 2018 BC, por alguna razón, subestimó el gasto de alimentos y bebidas no alcohólicas en todos los estratos de ingresos y, sobre todo, en los hogares de altos ingresos, las estimaciones del IPC que realiza el BC podrían no estar reflejando con exactitud la magnitud de la inflación, más aún si se tiene en cuenta que la inflación anualizada promedio del período diciembre 2019 -diciembre 2023 del grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas (8.70%) ha sido mucho mayor que la inflación de los demás grupos de bienes y servicios (5.60%).