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El sistema de partidos en nuestro país ha sido uno de los soportes del funcionamiento de la democracia y de la estabilidad política, lo que ha traído también como consecuencia, un crecimiento permanente de la economía y mantener la estabilidad macroeconómica.

Los partidos dominicanos y sus líderes principales, desde la muerte de Trujillo en 1961 hasta el momento actual, han soportado sobre sus hombros todos los momentos difíciles que hemos pasado, alternándose unos a otros, lograron superar guerras civiles (como en abril del 1965), intervenciones militares extranjeras (como la estadounidense de 1965) intentos de semi-dictaduras (como los doce primeros años de gobierno balaguerista) y crisis políticas electorales súper complicadas (como las de mayo 1990 y 1994).

Hoy día, las tres principales organizaciones son el PRM, que logró ganar las elecciones del 2024 con un 57%, la Fuerza del Pueblo que alcanzó un sólido 29% y el PLD que alcanzó un 10%. Estos tres partidos y su liderazgo, de manera conjunta e individual, tienen grandes retos para este año 2025, que se perfila como un año preelectoral, aunque las próximas elecciones sean dentro de tres años. El primero que deben superar es echar hacia atrás la absurda y errónea decisión del Tribunal Constitucional de no poner condiciones ni reglas a la presentación de candidaturas independientes. Esa decisión es un irrespeto y una provocación a los partidos políticos que han sido el verdadero soporte del funcionamiento democrático dominicano.

En términos individuales cada organización mayoritaria tiene varios retos a enfrentar en este nuevo año.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM), un joven partido que logró a ganar de manera abrumadora las elecciones pasadas, tiene un reto doble. El primero es lograr que este nuevo período de gobierno sea favorable a la población, evitar el cúmulo de errores y desaciertos que ha mostrado en los últimos tiempos, defender la imagen y la popularidad de su presidente. Y el segundo gran reto del PRM es manejar con mucha inteligencia y cuidado la actuación y campaña de sus más de 15 aspirantes presidenciales ante la decisión del actual presidente Luis Abinader de no modificar la Constitución para optar por un nuevo período. Todo apunta a que la elección se dará entre David Collado y Carolina Mejía, con amplias posibilidades de que David sea el elegido.

La Fuerza del Pueblo también tiene dos grandes retos. El primero es concluir sin conflictos ni fisuras importantes el proceso interno que está llevando a cabo para elegir su dirección en todos los niveles. Y el segundo, manejar con sumo cuidado y mucha inteligencia el hecho de que tiene dos grandes figuras, el expresidente Leonel Fernández y su hijo Omar, como opciones presidenciables. Si no sabe manejar esa situación, podría convertirse en un serio obstáculo para que pueda caminar con posibilidades de ganar en 2028.

En el caso del PLD, desde mi óptica tiene también dos grandes retos para el 2025. El primero es hacer una campaña efectiva, eficaz y permanente para romper la imagen que se ha creado de que es un partido lleno de gente corrupta. Después de haber salido con tanto éxito de su X congreso, el PLD está en la obligación de fortalecerse como opción electoral y para ello debe enfrentar con valor y eficacia esa campaña de descrédito que le ha montado el gobierno del PRM usando como miedo el Ministerio Público.

El otro gran reto del PLD es elegir su candidato presidencial en este año 2025, para así enfrentar al PRM y a la Fuerza del Pueblo con mayores posibilidades. El PLD debe canalizar de manera correcta su papel opositor y tener desde ahora una figura presidencial que pueda asumir esa tarea con fortaleza, visión y criterio estratégico. Pienso que así como el PLD hizo un proceso de consulta para elegir a Abel como candidato dos años antes de las elecciones, debe hacer lo mismo en este momento para escoger esa figura presidencial. Desde mi punto de vista, de todos los que se mencionan, quien reúne las mayores condiciones y posibilidades para hacer de ese partido una opción electoral fuerte y con perspectivas de triunfo en el 2028, es Francisco Javier García. Ojalá el PLD se aboque a elegirlo y con él prepare desde ahora una clara estrategia opositora que le permita volver a convertirse en una opción confiable y esperanzadora para el electorado nacional.

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