El 12 de julio de 1924, hace hoy exactamente 97 años, salieron del suelo dominicano las tropas estadounidenses que habían mancillado la soberanía nacional con una intervención militar, iniciada el 29 de noviembre año 1916. Ese día, el 12 de julio de 1924, fue la culminación de un hermoso proceso de lucha del pueblo dominicano para que esa grosera e injustificada intervención militar llegará a su fin.
Esa fecha tiene que ser, y debe ser, un Día de Júbilo y Celebración. Un día como hoy, en 1924, rescatamos nuevamente la patria secuestrada y maltratada por una invasión foránea. Es la fecha del nacimiento de la Tercera República. Si hacemos un breve recuento histórico, podemos constatar que nuestra primera república surgió justo el 27 de febrero de 1844, fecha que celebramos como Día de la Independencia. La segunda república surgió el 16 de agosto de 1863, justo cuando triunfó la guerra restauradora donde derrotamos el ejército español que había ocupado nuestra nación en 1861, después de la anexión impulsada por el general Pedro santana. Esa fecha la celebramos como el Día de la Restauración.
Si el país celebra en grande el 27 de Febrero y el 16 de Agosto, y hasta día de fiesta son, ¿por qué no se hace lo mismo con el 12 de julio? La importancia de esa fecha ni siquiera se enseña en las escuelas ni en las universidades. Pocos dominicanos saben lo significativo del 12 de julio. Muchos historiadores y analistas políticos han tratado que los diversos gobiernos, desde el 1924 hasta la fecha, asuman la importancia y trascendencia de ese día en que rescatamos la patria usurpada por invasores estadounidenses.
El único presidente que le dio importancia al 12 de julio fue el profesor Juan Bosch, quien durante su mandato promulgó la Ley 50, del 22 de julio de 1963, en la cual se declara el 12 de julio como “Día de Regocijo Nacional”. Pero en los 97 años que han transcurrido desde la salida de las tropas invasoras hasta hoy, ningún otro presidente se ha preocupado por destacar esa fecha. Ni siquiera Leonel Fernández o Danilo Medina, dos discípulos de Juan Bosch, quienes gobernaron la nación por veinte años.
El historiador Juan Daniel Balcácer tiene una teoría, la cual comparto, donde establece que la negación de darle importancia al 12 de julio es producto de una decisión del presidente Horacio Vásquez, quien luego de ganar las elecciones de 1924 y asumir el poder, promovió una modificación constitucional en la que solo se consignaron como días de fiesta nacional el 27 de Febrero y el 16 de Agosto.
Balcácer precisa que el presidente Vásquez hizo eso por una de dos razones: O tenía temor de que el gobierno de Estados Unidos no se sintiera bien con declarar festivo el día de salida de las tropas invasoras, o impedir que Francisco J. Peynado, el principal impulsor de la salida de esas tropas, y a quien Horacio Vásquez había derrotado en las elecciones, fuera declarado Prócer de la Tercera República.
Esto significa que no estamos celebrando el 12 de julio como un Día de Fiesta Nacional y Día de la Tercera República, debido a que Horacio Vásquez no quiso darle categoría histórica a esa fecha, por temor al gobierno de Estados Unidos, o peor todavía, por envidia y celo contra Francisco J. Peynado. Una verdadera ironía de la historia.
Ya es tiempo de rescatar el valor histórico y la importancia del 12 de julio. Ya es tiempo de que ese día sea celebrado con la misma dimensión del 27 de febrero y del 16 de agosto. Ojalá que el presidente Luis Abinader, quien ha mostrado un gran sentido patriótico, actúe ante este caso con la misma visión que tuvo al ordenar el traslado de los restos del héroe Gregorio Urbano Gilbert al Panteón de la Patria. Y sobre todo porque será al presidente Abinader, a quien le corresponderá celebrar el 100 aniversario de la salida de las tropas estadounidenses invasoras, el 12 de julio del 2024. ¡Manos a la obra, presidente Abinader!