Hay dos aspectos a subrayar del nuevo cuadro político-electoral que plantea la renuncia del ex Presidente Leonel Fernández, pues hay relatos fantasiosos y proyecciones que sería pertinente poner en la pizarra nacional, si queremos orientarnos en el mar de análisis y especulaciones que, de seguro, coparán los titulares de los diarios –por algún tiempo- y el quehacer mediático de interactivos de redes sociales. Dicho lo anterior, pongamos en la pizarra los escenarios y los “relatos históricos”.
El primer aspecto o relato, es el que pretender –como ya se insinuó- hacer un paralelismo entre la renuncia del Prof. Juan Bosch del PRD en 1973 con la reciente del ex Presidente Leonel Fernández del PLD (2019), cuando sabemos que aquella de Bosch, en término categórico e histórico, tuvo basamento en lo doctrinario-ideológico bajo el presupuesto teórico-conceptual de que, para Bosch –equivocado o no-, el PRD había cumplido su ciclo histórico en la sociedad dominicana; mientras que, ésta de Leonel Fernández, por más que se quiera negar, se da en el contexto de una lucha por el poder donde lo doctrinario-ideológico ni por asomo asomó. Pero además, se agrega el componente de dos liderazgos contrapuestos (en la visión y ejercicio del poder): uno -el de Danilo Medina- que declinó presentar una reforma constitucional, para su re-postulación o reelección, y, en cambio, terminó propiciando un relevo político-generacional de liderazgos en el PLD; y otro -el de Leonel Fernández- cuyo relevo era él mismo (No tenía impedimento constitucional; pero la lógica política -los enfrentamientos y acciones oposicionistas que protagonizó, antes y después de las primarias, indicaban que resultaba de difícil ensamble interno su candidatura e incluso el acatamiento a su autoridad-liderazgo).
El segundo aspecto, es que, si el ex Presidente Leonel Fernández llegara a ser candidato –después de su derrota en las Primarias y una torcedura de la ley 33-18 lo permitiera- empezaría compitiendo por desplazar, como segunda fuerza política, al PRM y su candidato con el agravante -histórico-electoral- de que resultaría cuesta arriba que en la mentalidad de un perremeísta –herencia política-cultural del PRD- se asimile, de buenas ganas, una alianza con el que ha sido su verdugo electoral y archirrival político. Amén del discurso crítico y descalificador con que el PRM ha enfrentado al PLD, sus gobiernos y líderes, con énfasis, precisamente, en Leonel Fernández y Danilo Medina. Ello explica, por sí solo, lo probable o cierto de que una franja del PRM votara por Leonel, viendo su tasa de rechazo y visualizándolo como un candidato sumamente vulnerable.
Pero, en última instancia, una posible alianza Leonel-PRM-PRSC definiría, rápidamente, dos bloques políticos-electorales e ideológicos: uno liberal-demócrata (PLD y fuerzas aliadas) y otro ultraderechista (Leonel-Vincho-PRM-PRSC).