Muy pocas personas, a diferencia de lo que acontecía hace apenas unas 4 décadas- entonces eran millones- consideran que el desarrollo tenga que ver con revoluciones, precisamente al cumplirse el 7 de noviembre (Revolución Rusa) 100 años de que los bolcheviques irrumpieron en el Palacio de Invierno de San Petersburgo, asiento de la familia imperial. Pero sí es de consenso hoy que una apropiada gestión de la economía de mercado es un aspecto esencial en la promoción del Desarrollo Humano. Otrora países socialistas como China y Vietnam lo han demostrado sacando de la pobreza a cientos de millones personas en pocos años.
Son múltiples los factores asociados al Desarrollo Humano; pero la apropiada gestión de la economía es de verdadera trascendencia. De ahí que en una detenida revisión de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 y luego de 4 años de lo que ha de ser el primer Plan Plurianual, además ante la peligrosa señal de haber descendido como país 12 puestos en el reciente Índice Global de Competitividad, procede examinar ese crucial componente.
Hay que destacar primero la extraordinaria importancia que para la República Dominicana tiene el crecimiento económico con estabilidad. De ahí que el más reciente informe semestral del Banco Central, de septiembre, presente de nuevo la buena noticia del crecimiento con estabilidad, que si bien se ha moderado con respecto a igual período del año pasado en un 4% del PIB, sigue siendo uno de los más altos de la región; además con una inflación de sólo 1.2%; pero hay que recordar que mejor de ahí se ha hecho otras veces en los últimos 40 años y aun así no ha impactado el Desarrollo Humano.
Por lo que hay que operativizar efectivamente los objetivos de desarrollo económico de la END-2030 cuando se plantea: empleos suficientes y dignos; energía confiable, eficiente y ambientalmente sostenible; competitividad e innovación; así como una estructura productiva con calidad, sectorial y territorialmente articulada en el mercado local y en la economía global. El haber creado un Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo que en el área económica tiene competencias muy diferentes, pero complementarias a las del Banco Central, al tiempo de tener un instrumento de gerencia estatal tan bien concebido y diseñado como la END-2030, crea las más apropiadas condiciones para revertir las grandes distorsiones de un crecimiento económico que no se traduce en Desarrollo Humano.
Junto a otras perspectivas de progreso como la ya ineludible transparencia en la gestión de los recursos financieros públicos, es momento de “hacer que las cosas sucedan” y la gestión de la economía demanda trascendentales e inaplazables grandes saltos.