Los partidos políticos mayoritarios trabajan en la misión de sincerar sus listas de miembros, tal y como contempla la ley 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos.
De entrada, es un “acto” loable que sientan la necesidad más que la obligación de auditar su padrón de miembros, los mismos que hace mucho tiempo, -por no decir siempre-, no cumplen con la función que están llamados a jugar en un proceso electoral.
Los partidos, en su mayoría, recurren a la mala práctica de abultar sus listas con la intención de crear una percepción que no existe.
Por eso ante esta mala práctica que se ha enraizado y hasta institucionalizado en el país, es plausible escuchar las declaraciones del secretario general del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Johnny Pujols: “Ni tenemos dos millones, ni ningún partido necesita dos millones. Hay una diferencia entre los simpatizantes y a veces los partidos confunden la simpatía con la militancia”.
Estas palabras evidencian una realidad a la que han estado de espaldas los partidos, en especial los mayoritarios, que cada cuatro años presentan ante la Junta Central Electoral (JCE), un padrón ficticio, algo más parecido a un aspiracional que a la realidad del momento.
Se crea una situación que, además de hacer perder tiempo y dinero, permite que la ciudadanía experimente una mayor animadversión al proceso y partidos que se han propuesto “engañar”, a la población, diciendo que tienen tres millones de militantes, o 2 millones de firmas, muy alejado de la realidad.
En las pasadas votaciones el PLD, depositó un padrón de 2 millones 177 mil 036 miembros, y obtuvo solamente 452 mil 525 en el nivel presidencial para un 20.79%. La Fuerza del Pueblo (FP), sin aliados, logró un millón 161 mil 786 sufragios, de 2 millones 30 mil 108 inscritos que reportó en su padrón para 57.19%.
Mientras que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) sin aliados logró 2 millones 110 mil 049 votos equivalente al 68.24% de los 3 millones 9 mil 289 registrados en su padrón de miembros.
La ciudadanía creería más en un partido que transparente la realidad de sus militantes a uno que diga que cuenta con un padrón de miembros al que ni por asomo se acerca.
En ese orden la JCE está llamada a fiscalizar con mayor firmeza estos procesos, de manera que se acabe con el relajo de tantos años y así obligarlos a emplearse a fondo para conseguir los miembros que dicen tener.