Ante la visita del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, que cerró su gira por varios países de Centroamérica en República Dominicana, las dudas, las especulaciones, las valoraciones positivas y el criterio opositor han tenido cancha en los medios informativos y comentarios cotidianos, sobre sus posibles efectos para el país.

Sin embargo, el desenvolvimiento de las actividades con diversos sectores de la sociedad dominicana, la diplomacia criolla y el encuentro en que de forma conjunta el enviado del presidente Donald Trump y nuestro mandatario Luis Abinader dieron a conocer a los medios informativos, los resultados de esta histórica visita tendrán mucho más de positivo que de negativo.

Abinader ha sido firme en su postura frente a la situación de Haití, no solo con los reclamos a la comunidad internacional para que ayude a resolverla, sino con la postura de que la soberanía nacional no es negociable ni la dominicanidad transferible. Esto significa que nadie le impondrá decisiones que perjudiquen al país, más de lo que lo han hecho los abanderados de la causa haitiana y quienes viven del negocio que su crisis alimenta.

El gobernante dominicano ha sido reconocido por las autoridades norteamericanas por los grandes aspectos positivos de su gestión y si hay posibilidades de incrementar los beneficios económicos, el apoyo tecnológico para desarrollar los sectores más avanzados del país, garantizando una marcada reducción en los niveles de pobreza, démosle un voto de confianza, para que esto pueda alcanzarse.

Está claro que la carga de Haití no es nuestra obligación y que la comunidad internacional debe contribuir a resolverla, librando a los dominicanos de mayores sacrificios y de la amenaza que significa el desorden que arropa a esa nación.

De todas maneras, es la primera vez en la historia que un funcionario estadounidense de esa categoría viene al país con una agenda matizada por el fortalecimiento de las relaciones bilaterales y dando un voto de confianza a los dominicanos por la valentía mostrada en la superación de las crisis que han afectado al mundo en los últimos años.

Necesario es, pues, que los dominicanos demos un voto de confianza al presidente Luis Abinader por su postura ante la amarga realidad haitiana y otros grandes problemas de la región y que tocan directa o indirectamente a la nación. ¡Un voto de confianza al presidente!

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