Santos Aquino Rubio, presidente de la Asociación Dominicana de Profesionales de las Relaciones Públicas (ASODOPREP) y miembro del Consejo de Direción de la Confiarp.
Santos Aquino Rubio, presidente de la Asociación Dominicana de Profesionales de las Relaciones Públicas (ASODOPREP) y miembro del Consejo de Direción de la Confiarp.

Las acciones de Faride Raful desde su designación como ministro de Interior y Policía, han de servir de ejemplo a la mayoría de los funcionarios asignados o electos en el cumplimiento de sus funciones con responsabilidad, rectitud y resultados efectivos visibles.

Los controles establecidos durante los operativos de las fiestas navideñas y de fin de año hasta la decisión de combatir la contaminación sónica que, pese a que está regulada por la Ley 64-00 sobre Medio Ambiente y a la existencia de una estructura policial para esos fines, la corrupción y los pesos, han sido más poderosos que el mandato legal.

No he tratado muy de cerca a la ministra Raful, aunque le di seguimiento a su desempeño como senadora de la Capital, pero debo decir que, si no se deja doblegar, los efectos de su ejercicio quedarán registrados en el libro de las acciones políticas positivas, como lo ha hecho su padre el poeta, político y diplomático, Tony Raful, cuya amistad me honra, en el prolongado ejercicio de su vida pública.

Controlar la contaminación sónica es una acción beneficiosa para la sociedad, desde el punto de vista de la salud y la paz colectiva, que no tiene precio y trae un poco de sosiego a la familia dominicana.

Ojalá que estas acciones sean replicadas por las autoridades del Intrant, la Digesett, los alcaldes, directores municipales y numerosos funcionarios que hacen de todo, menos controlar el tránsito ni desarrabalizar las calles y avenidas del Gran Santo Domingo y las principales ciudades del país.

Las calles y avenidas están atiborradas de negocios improvisados, talleres y parqueos en su entorno, así como los alrededores de las principales universidades de la capital y el interior sin que las autoridades municipales digan, esta boca es mía.

Los parques están tomados por motoristas, vendedores ambulantes y otros negocios, negando así injustamente, estas áreas de recreación a los ciudadanos que tanto las necesitan, ahora más que nunca. Sigan el ejemplo de Faride.

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