El gobierno del presidente Luis Abinader Corona que entra su segunda gestión con el mayor apoyo legislativo y municipal para mandatario alguno, además de la aprobación de gran parte de la población, afronta ahora el mayor de los retos ante la terrible situación haitiana.
Definitivamente, por maldad de sectores locales y extranjeros, la desidia de funcionarios civiles, militares y de los políticos anti país, en connivencia con intereses espurios y empresarios que solo buscan llenar sus bolsillos, están socavando la fortaleza del país y poniendo en peligro la nacionalidad.
Bajo esa premisa, han jugado con la buena fe del gobierno actual y con anteriores que han sido cómplices por conveniencia de ese despropósito, hoy los dominicanos no encuentran espacio en las escuelas porque los haitianos las ocupan, las parturientas y los pacientes dominicanos no tienen cupo en los hospitales y la inmigración sigue viento en popa, porque las autoridades del sector no cumplen su obligación ni su compromiso con la patria.
Esta es la oportunidad de Abinader Corona, para poner las cosas en su lugar y bajar línea a los ministerios de Educación, Fuerzas Armadas e Interior y Policía, para que los dominicanos recobremos la libertad secuestrada por malas gestiones y los enemigos del país.
Cuando se quiere se puede y es tiempo de poner el cascabel al gato, porque el país crece por un lado y ellos lo arrabalizan por el otro, en nombre de un humanismo que no practican, por lo que el mandatario debe hacer realidad los pronunciamientos de defensa de la nacionalidad y la soberanía que ha puesto en alto en diversos escenarios.
El funcionario que no funcione y cumpla con esa realidad, incluyendo la aplicación efectiva de la sentencia 168-13, del Tribunal Constitucional, debe relevarse de su cargo para dar paso a otro que si lo haga, porque el país está primero y la patria por encina de todo.
Provincias como La Altagracia, La Romana, Valverde, Dajabón y gran parte de la frontera Sur, están tomadas por ellos, ante la mirada indiferente de quienes deben y saben cómo actuar. ¡Abramos los ojos!
