La participación de los candidatos presidenciales de las tres fuerzas políticas principales en un debate sobre sus propuestas de gobierno para el periodo 2024-2028 en atención a una convocatoria de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), constituyó un gran aporte a la ya débil e imperfecta democracia.
No se trató de una confrontación entre pancraciastas y todos hicieron su trabajo, aunque hay que resaltar el arrojo del presidente Luis Abinader, quien marcando números elevados y aunque está en el poder, acudió al llamado sin temor, sentó un precedente en la historia política del país y dio una gran lección a quienes antes rehusaron hacerlo.
Primero: el verdadero ganador de esta confrontación fue el elector que pudo percibir en los contrincantes sus gestos, pericia, sinceridad y capacidad para resolver los problemas más apremiantes de la población, de resultar favorecidos con el voto polar en los comicios del 19 de mayo del año en curso.
Segundo: el abordaje de la Seguridad Ciudadana y la urgencia en corregir las principales causas de la delincuencia y la criminalidad común golpeando con ello con mayor fuerza al crimen organizado y al narcotráfico.
Tercero: el empeño en alcanzar un mejor sistema de justicia y un Ministerio Público que responda a los intereses de los ciudadanos afectados por los violadores de la Ley, para construir así un país de paz y una sociedad mejor estructurada que garantice un mejor futuro a las generaciones por venir.
Cuarto: la coincidencia de los postulantes en torno a la defensa de los intereses nacionales y la soberanía, sobre todo, ante la situación que afecta a Haití y las políticas migratorias dominicanas, lo que revela que hay esperanzas y que al final todos debemos defender la patria.
Quinto: la demostración de civilidad con el abrazo, el apretón de la manos, la invitación a cenar y la convocatoria a abordar juntos los problemas del país para lograr su desarrollo sostenido, entre otros. Hay que tomar el ejemplo y seguir avanzando por un país mejor.