En política, como decía Juan Bosch -siguiendo, creo, a José Martí-, “…hay cosas que se ven y cosas que no se ven, pero regularmente las cosas que no se ven, son más importantes que las que se ven”. Sin embargo, a pesar de eso el tema Punta Catalina y el contrato-fideicomiso ha puesto de relieve dos aspectos o caras de una misma moneda digno de resaltar: a) por un lado, casi toda la oposición, en la Cámara de Diputados, votó por ese contrato; pero, ambivalentemente, fijaron posiciones públicas oponiéndose (¿algún estudioso de la conducta humana -psicólogo o psiquiatra- podría explicarlo?); y b) que sepa, viera o leyera, no he sabido de ningún medio o periodista que haya preguntado o inquirido, a ningún partido-vocero, sobre porqué dicen o se pronuncian contrario al contrato, si votaron cuasi al unísono a favor de la pieza.

Es algo extraño o quizás complicidad implícita sin mala intención u omisión. Claro, infiero, prensa y oposición, desde sus intereses, descuido; o tal vez, simple licencia para discernir sobre lo trascendente en un momento dado: el bien público que es Punta Catalina. Lo demás, parecer ser, gajes del oficio.

No obstante, tal evento nos refiere a una suerte de daltonismo político-público y de prensa que inexplicablemente pasa en cualquier sociedad (¿será posible?). En otras palabras -podríamos especular-, a cualquiera se le escapa la liebre; pero tengo entendido, que, en política, nada es ingenuo o fortuito. No sé en la prensa -tradicional escrita-, redes sociales, radio, tv o digitales.

En mi caso, como simple ciudadano y miembro de un partido político, me he quedado anonadado al ver como los mismos opositores al referido contrato siguen batiendo el tema -en todo su derecho, pero sin ninguna autocrítica o explicación sobre su ambivalencia o “alta política”- obviando que, antes o viceversa, casi todos, de alguna manera, fueron aliados-coincidentes cuando hubo que votar la pieza.

No sé, pero creo que la oposición, además de exigir explicación al gobierno sobre el fideicomiso -Punta Catalina-; también, debería explicar su ambivalencia o incoherencia (¿…?) cuando hasta la opinión técnica, de la misma Cámara de Diputados -según trascendió-, no dio aquiescencia al contrato o pieza de marras….
Quizás, prensa y oposición -y estoy haciendo de adivino-, fueron sorprendidos en su buena fe; pero que nadie alegue -¡ya hay graciosos!- que no leyó el contrato o que la pregunta no apareció en su diccionario. Aunque en el caso de la prensa, al menos sí se reseñó como votó cada partido…. (de todas formas, el asunto sigue siendo, como dijo un caro amigo, algo “raro”). O quizás, “ignorancia supina” mía.

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