“Prepárate, son casi las seis de la tarde, antes que mande a buscar tu abuela”, decía mi madre. Éramos muchos primos, los cuales teníamos cada día que reunirnos a orar juntos en familia a la hora citada en casa de ella. Al momento de empezar, si faltaba alguien, “abuelita” (así le decíamos) lo mandaba a buscar, sin dejar de aprovechar la ocasión para repetir la frase: “Familia que ora unida permanece unida”. Esta mujer de carácter fuerte, sin escolaridad ninguna, pero de mucha fe y de una gran inteligencia emocional, nos dejó el mayor legado que se puede sembrar, y es el valor de la familia, unidad y respeto entre sus miembros como únicos ingredientes para ser individuos equilibrados, formadores de una sociedad sana. Familias que se descuidan y enferman harán sociedades de igual forma, por tanto, el cambio queremos que se dé en nuestra amada República Dominicana sólo será logrado cuando, como llevamos años repitiendo desde este medio, cuando se trabaje el seno familiar. El conglomerado de profesionales que tienen que ver con la conducta humana no pueden dar respuestas a los actos de barbarie registrados en las últimas semanas. Ver noticias es una película de terror, la cual, como psicóloga, prefiero evitar ver, para no contaminar mi psiquis. No podemos seguir perdiendo más tiempo en buscar culpables, sino unirnos a trabajar sin diferencias partidarias, religiosas ni sociales, para que, como dice La Biblia: “Cuando un miembro se duele todo el cuerpo se duele”, asumamos esta nación como de todos. Es tiempo de sacar de nuestros hogares la interferencia diaria de equipos tecnológicos, a los cuales se han entregado las mentes y el corazón tanto de padres como de hijos, siendo llenados de todo tipo de información, en su mayoría tóxica y dañina, sin importar edad, y traer de nuevo el ejemplo de valores cristianos y morales. Es tiempo de empezar a dar carácter a las secuelas psicológicas dejadas en hogares víctimas de violencia extrema, hasta con pérdidas de vida. Estamos SOS, por lo cual, así como se hacen reuniones de Estado ante emergencias de catástrofes naturales, se deben reunir todas las entidades públicas, privadas, culturales, sindicales para trabajar de inmediato con una mayor catástrofe, con la que nos estamos destruyendo unos con otros como los hombres de las cavernas. Todavía estamos a tiempo para juntos lograrlo. República Dominicana y su gente vale mucho, nuestros niños y jóvenes son mayoría, resguardarlos y trabajar por ellos debe ser un pacto de todos. La prevención y tratamiento resuelven, seguir buscando culpables solo daña.