El objetivo nuestro en cada entrega durante más de una década ha sido compartir con ustedes temas a través de los cuales podamos contribuir a una sociedad mejor, partiendo del eje principal, la familia. Podemos considerar como eslogan nuestro la frase, que una ocasión se hizo viral, “familias sanas, sociedades sanas”. Por tanto, es desde este conglomerado social que podemos lograr transformaciones y cambios en nuestro país.
Las circunstancias por las cuales en este momento el mundo atraviesa han provocado una transformación a nivel global en las vidas de cada uno de nosotros. Ni las naciones de mayor “desarrollo sociopolítico y económico” han sido capaces hasta el día de hoy de encontrar soluciones ante una variable de nombre “virus COVID-19”, que no solo las tiene tambaleándose como borrachos, sino manteniendo controversias entre ellas ante si es correcta o no la forma protocolar que están tomando aquellos que supuestamente son los grandes científicos de la medicina. Los medios de comunicación masiva 24/7 hablan, informan, aunque hay una gran mayoría y vía redes sociales que también desinforman, exageran y, por qué no, falsifican eventos y situaciones generadoras de caos, miedo y angustia permanente.
Si en circunstancias “normales” nuestro enfoque es única y exclusivamente sumar a cada hogar con cualquiera de sus miembros que nos siga, hoy nos sentimos comprometidos, preocupados por las crisis que se están presentando en ellos. Es momento de detenerse, tener cautela, evitar dar seguimiento a todo aquello que no sea oficial o de fuentes comprobables de origen científico y profesional.
Tenemos la oportunidad como individuos de defender el sentido de pertenencia dentro de nuestras familias y, como nunca aportar sobre cosas cotidianas y sencillas, a las cuales nunca se les dio importancia y mucho menos se entendía que sí lo eran. Todo se ha centrado en los efectos a la salud física de lo que estamos viviendo hoy, verdaderamente hay que cuidarse. No obstante, hay una parte esencial que se está enfermando, dañando, dejando secuelas tan graves y aun peores que aquellas que puedan aquejar al cuerpo, para lo que no vamos a tener vacuna que lo resuelva, y es la salud mental, que está siendo afectada en forma paralela, y esta si es difícil, si no tomamos medidas a tiempo, de recuperar.
Integrémonos en el hogar, y hagamos dieta de aquellos que daña nuestra psiquis y emociones. ¿Abres y haces caso a todo lo que recibes?