Los accidentes de tránsito se han convertido en noticias de primer plano, casi a diario, en los medios de comunicación. A través de este espacio, en varias ocasiones, hemos hablado acerca de la problemática social en la que se ha convertido este mal. Pero, no son solo los accidentes de tránsito, sino que los mismos generan grandes pérdidas de vida en nuestras carreteras y calles, arrastrando con familias completas. Es penoso estar colocados dentro de los principales países del mundo de mayor índice de muertes por esta causa.
Si hay algo en lo que hay que hacer un arduo trabajo es, entre las autoridades de tránsito, las asociaciones de transporte y la sociedad en general, es concientizar y educar en cuanto a la importancia de la prudencia al conducir un vehículo de motor. Es increíble ver la forma en que te rebasa y atraviesa un motorista, un chofer de carro público para tomar un pasajero y qué no decir de los conductores de vehículos pesados, los cuales al parecer creen ser los dueños del tránsito vehicular.
El hombre es un animal de costumbre; tiene la característica de adaptarse al medio que lo circunda, y es una de las cosas que los que habitamos en este país hemos hecho para poder salir a las calles, sabiendo los altos riesgos que hay que enfrentar cada día para moverse de un lugar a otro, donde, más que una ciudad, parece una jungla.
Hay carreteras que por una serie de razones, como, por ejemplo, reconstrucción de tramos, hay que ir con mayor prudencia y, aun con todas las señalizaciones colocadas en las mismas, por experiencia propia, pareciere como si los conductores fuesen ciegos, ya que los mismos las evaden, sin entender que con ellas se pretende evitar precisamente que se produzcan accidentes de tránsito; especialmente hacia el sur del país, donde hay tramos inhóspitos, en los que se atraviesan kilómetros de doble vía, los cuales dan cabida mayores riesgos. No obstante, difícilmente te aparezca una autoridad que sirva de freno a tantos individuos que no comprenden las implicaciones de conducir temerariamente. Por tanto, sería de gran ayuda mantener a ciertas distancias, patrullas que regulen la manera en que se conduce en dichos tramos.
Sin embargo, el trabajo para acabar con este mal es tuyo, mío, de las autoridades. Es de todos.