En el día de ayer, llamé una de mis amigas que se encuentra en Washington, desde donde regresaría a Orlando para visitar su hija y nietos. Por sorpresa, me dice: “No me muevo de mi país, como quieren ellos, a vivir a Estados Unidos, porque mientras más vengo, más apegada me siento a mi país. Anoche me llamó mi hija para decirme que ya compró los boletos para ella y su familia para ir a Atlanta, debido al huracán Irma, que según los pronósticos de la ciencia, va en dirección hacia allá, donde aseguran causará estragos, y me pide que cambie de ruta y busque la más favorable para mi regreso a R.D.”
“Para colmo no aparece vuelo y estamos, mi esposo y yo, tratando de encontrar la vía disponible.”
En este ejemplo podemos ver que no hay seguridad en ningún lugar, pero, sobre todo, cómo la naturaleza sigue siendo soberana y movida por la mano de quien la creó, Dios Todopoderoso. Los pronósticos meteorológicos y avances científicos en estas áreas han logrado poder determinar y ver cómo se proyectan y se van dando estos eventos, mirándolos desde un amplio espectro, posibilidades, direcciones, hasta dónde afectaría, niveles de los mismos, para que a través de sus informes se tomen medidas preventivas y correctivas. La semana pasada, me limité a hablar de la oración. Hoy, no puedo callar, al ver cómo el hombre, aún con todos avances tecnológicos en un punto máximo de su desarrollo, queda atado de pies y manos para poder detener el efecto y evolución de estos fenómenos. No obstante, ha podido subir a la luna, crear armas nucleares que pueden generar destrucción incalculable, pero le es imposible poder frenar, y algunos, como los terremotos, siquiera anteceder el acontecer de los mismos.
A causa del huracán Irma, algunas islas ya han recibido mucho daño; Puerto Rico, expresado por una de sus autoridades, da gracias a Dios públicamente, diciendo que solo un milagro pudo detener lo que venía; nosotros, República Dominicana, una vez más se ve guardada y cuidada de un gran desastre natural, de lo que se supone ocasionaría a una parte de nuestra isla. Independientemente de todo lo que acontece, somos un pueblo unido de la mano en oración y trabajo por el bien de todos. Demos gracias a Dios.