Hace unos días recibí un video de parte del alcalde de un poblado del Sur profundo, quien fue utilizado como canal para la entrega de una donación proveniente de los habitantes de una muy pequeña comunidad, donde se vive en pobreza extrema, situada en lo alto de una montaña sin carretera, cuya única vía de acceso es en animal o motor, sin embargo las familias se pusieron de acuerdo e hicieron una contribución para la compra de alimentos crudos como aporte hacia el centro de alojamiento de personas en cuarentena que se encuentra en el municipio cabecera al cual ellos perecen, en gratitud a la solidaridad de este en otras ocasiones hacia ellos.
Esta narrativa resalta dos sentimientos, gratitud y solidaridad. Y, nos deja la enseñanza de que no es asunto de recursos económicos, sino de lo que se tenga dispuesto en el corazón. A través de la Biblia tenemos el pasaje de «…“Hay más bendición en dar que en recibir”». (Hechos 20:35), y el ejemplo de la viuda en Marcos 12:44 donde el mismo Jesús enfatiza: “ Pues ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía para vivir»”.
Vivimos un momento histórico en el cual se nos está dando la oportunidad a todos de sacar lo mejor que tenemos para aportar a nuestra sociedad, cuyos recursos solo cada quien sabe de cuál dispone para ofrecer, sabiendo que como nunca, aunque a distancia física, nos necesitamos unos a otros. Posiblemente piensas “¿Qué tengo para dar?”, sin embargo, son muchos los que con una llamada telefónica o unas palabras escritas por la vía que quieras, les estarías dando un gran regalo, que le tienes presente. Si hacemos un alto, podremos ver cuantos próximos o distantes esperan por alimentos, medicina, apoyo emocional, el cual muchas veces consiste en solamente ser escuchados, palabra espiritual, oración, con lo que sin darte cuenta puedes llenar todos estos espacios, incluyendo ayudarte a ti mismo.
Tiempo perfecto en medio de esta prueba para que unánimes nos preparemos para cultivar estos dos sentimiento citados al inicio, ser agradecidos y ser solidarios. Refuérzalos, y, si no los tienes, incorpóralos a tu nueva vida, porque, posterior a esto, sé que seremos mejores seres humanos.