“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
(Filipenses 4:8).
Esta cita nos invita y enseña con qué debemos llenar nuestra mente, ya que dependiendo de lo que tu cerebro procesa, aun mientras duermes, de igual forma te manejarás en tus acciones. Cuando estudiante, tenía un sacerdote católico como profesor de ética para psicólogos. El primer día de clase inició hablando de un intruso, a quien nunca, si fuera casado le permitiría acercarse a su habitación. Continuó casi la hora completa explicando las características de este, a quien se le da derecho de hablar en cualquier área de la casa, callarlos a todos juntos, y convertirse donde quiera que estuviese en el centro de atención. Terminada la clase, pregunta: ¿Conocen el nombre de este intruso? Nos miramos, algunos respondieron lo que consideraron, cuando entonces se responde a sí mismo: “Se llama televisión”. Quien le diría a este sacerdote, quien aún vive y permanece como docente en una importante universidad de nuestro país, que al día de hoy tendríamos invasión 24/7, de manera permanente entre nuestro dedos, de forma tal que la humanidad ha ido perdiendo la cercanía física hacia entre personas, para dejarse acompañar, vía este medio, por una guerra de ideas en las llamadas redes sociales, las cuales se han encargado de adueñarse sin que se perciba de las mentes de los individuos.
Lo peor de todo es que desde los primeros años a nuestros niños se les entregan estos artefactos, los cuales, ellos ingenuamente, aprenden a manipular. Jugar con este, de forma tal que se vuelven a veces ausentes en los lugares, siendo alienados, sobre todo en las grandes ciudades, perdiendo la necesidad de interactuar personalmente con otros.
Hoy es casi imposible lograr lo que dice el texto bíblico citado al inicio, ya que es tal la contaminación a la cual la gran mayoría se ha habituado, no dando permiso, sino haciéndoles dueño de todos los espacios de su mente. Lo peor de todo es que la mayoría de mensajes es acerca de violencia, sexo, competencia económica, vidas felices inexistentes, pero sobre todo el odio y la búsqueda de poder, y otras tantas que a nivel consciente son imperceptibles, pero están ahí. Es por ello que estamos viendo en nuestra nación eventos jamás imaginados en nuestra sociedad.