Existe una realidad, 2020 ha sido el año de mayores retos para la humanidad en siglos, los cuales alcanzan a todo el globo terráqueo sin importar nación, raza, clase social o preferencia religiosa. Podríamos decir que ha dividido la historia humana en dos tiempos, este último, es decir el “hoy”, ha sacado lo mejor y lo peor paradójicamente que existe dentro de cada persona.
Los países como el nuestro siempre han colocado la mirada en naciones poderosos, cuyo desarrollo en todos los ámbitos ha sido el marco de referencia, y a la misma vez hasta un ingrediente delante del cual nos sentimos pequeños los “tercermundista” y llamados “subdesarrollados”. La primera vez que decidí salir a las calles de la ciudad capital, a finales del mes de junio, generó en mi interior un impacto tal, de ver las pocas personas caminando, con rostros cubiertos con mascarillas y lentes, escasos vehículos transitando, ya que faltaban dos horas para el toque de queda de un domingo; tuve que parar mi vehículo y me puse a llorar.
Esa soy yo, que quien me conoce sabe soy mujer de carácter, acostumbrada a manejar cualquier tipo de situación personal y de familias que por mi profesión de psicóloga he tenido que aprender a manejar sus conflictos, que se dan en los hogares y hay momentos que es necesario buscar ayuda. Imaginen aquellos individuos, que en tiempos regulares han manejado dificultad para enfrentar su día, otros con condiciones, por ejemplo depresión, y los demás impactados también por el enfoque que se le ha dado a todo lo que estamos viviendo; y, de esto se habla poco. Las secuelas y problemas psicológicos que hemos mencionado en otras ocasiones hay que enfrentarlos de manera urgente. Pero, también me ha tocado tratar los trastornos psicosomáticos y angustias de familias donde ha habido uno o más infectados.
La realidad, atravesamos una crisis de salud, de la que solamente saldremos entendiendo que no es una responsabilidad única de gobierno, es de todos colaborando, no con temor ni pánico, sino conciencia de cosas tan sencillas como no esconder si hay síntomas o diagnóstico, no es una vergüenza, a cualquiera le sucede, y son tan simples las medidas a tomar para salir de esto, sencillamente por un tiempo respetando los espacios y asumir sin molestarse las recomendaciones mínimas de higiene, que son mascarillas bien colocadas y lavado de manos constante. Por favor…