Tan pronto aparecen síntomas y señales de que algo no está bien en nuestro organismo, se acude al médico con la finalidad de evaluar lo que está ocasionando dichos síntomas. Dada la interpretación de éste, nos encaminamos a buscar, dentro de las especialidades médicas, el adecuado para buscar diagnóstico e iniciar el tratamiento. En los trastornos conductuales, familiares y sociales, también de inicio se dan una serie de síntomas que, al igual que con el organismo, nos muestran que algo anda mal, lo cual es necesario enfrentar, tomando las medidas necesarias sin perder tiempo, para evitar sean agravados.
Sin embargo, en esta parte suele haber una especie de descuido y, bien podría llamarse, una negación de que realmente hay un problema. La misma está relacionada con prejuicios que existen en nuestra sociedad en cuanto a buscar tratamiento o ayuda psicológica, porque aunque se habla mucho de todo esto, se mantiene el temor de ser estigmatizados como una persona con algún tipo de trastorno psicológico. Pero, como en todas las enfermedades orgánicas, mientras más a tiempo son detectadas y diagnosticadas, mayor beneficio y prevención de problemas mayores obtendremos. En vez de negar su existencia, hay que enfrentarla, aceptarla y entender la necesidad de ser tratada.
En el caso de la violencia intrafamiliar, que es uno de los grandes males por los que atravesamos en este preciso momento, empieza también dando pequeños síntomas o amagos, tales como alteración de la voz, cuando antes no se hacía; insultos, llegando a nivel de maltrato verbal, que tampoco se daban; amenazas de agresión física. Detrás de cada desgracia, como las que vemos a diario en familias marcadas por pérdidas de vida entre cónyuges, hijos y hermanos, hubo un tiempo anterior a ello donde familiares cercanos, amigos y vecinos estaban enterados de lo que sucedía en esa familia, pero todos permanecieron indiferentes y, lo que es peor, considerando que la violencia no llegaría a esos extremos. Esperemos, entre todos, antes de que sea tarde, que se busque ayuda o se denuncie ante las autoridades correspondientes, para evitar que estos hechos ocurran. Los más importante es, que luego que se identifique cualquier indicio, no se encubra o se niegue, sino que se empiece a tomar carta en el asunto. No nos quedemos callados.