La semana pasada, en la reunión trimestral de la Junta Internacional de Directores de Hábitat, entre las muchas ideas interesantes que se tratan para enfrentar el déficit de viviendas a nivel mundial se presentó “El plan dar”.
¿Cómo enfrentar la necesidad de una vivienda confortable es una preocupación que anima a muchos gobiernos e instituciones, con Hábitat para la Humanidad a la cabeza?
Esa es una preocupación que ocupa muchos de nuestros pensamientos, preocupaciones y acciones y que ha quedado mucho más latente con la crisis del Covid 19 y el pedir “quédate en casa”, cuando muchos no tienen una casa donde quedarse.
La idea del plan es procurar recursos para emprender acciones a nivel mundial para proveer de un techo a millones que hoy duermen a la intemperie o simplemente pernoctan en cuatro paredes de cartón y un destartalado techo de hojalatas que mal los cubre de las inclemencias del tiempo.
Comentaba que en Estados Unidos está mucho más desarrollada la idea de donar el diezmo que lo que está en muchos de nuestros países latinoamericanos. Es común que dentro del presupuesto de las familias se aparten sumas importantes para diferentes necesidades de los menos afortunados.
Antes de la reunión de la Junta Internacional de Hábitat recibí un excelente estudio patrocinado por el Centro de Innovación Terwilliger de Habitat Internacional que titularon “Piedra Angular para la Recuperación”.
El estudio fue posible gracias a la enorme contribución del Warton Schooll de Pensilvania y de la Universidad de Washington.
Este estudio que nos llega gracias al gran filántropo norteamericano y mejor amigo, Ron Terwilliger, quien fuera por muchas décadas el mayor desarrollador de viviendas multifamiliares en los Estados Unidos y que ha dedicado su tiempo y sus recursos al desarrollo de políticas de innovación para soluciones habitacionales desde hace años en su involucramiento activo en Hábitat para la Humanidad.
Más que un estudio, debe ser la base para la recuperación económica post pandemia, basado en el efecto multiplicador de la construcción de viviendas en las economías y su impacto social.
Donde gobiernos y sector privado deben sentar los cimientos para políticas públicas que puedan traer mayor igualdad y transparencia en un mundo que creíamos muy desigual antes de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud decretó al Covid 19 como pandemia mundial y que hoy nos hemos dado cuenta de que la desigualdad es aún mayor, cuando millones no cuentan con un hogar donde poder cumplir con una cuarentena que los proteja de la pandemia.
El estudio dice y copio “En respuesta a la crisis conjunta de salud y económica, existe una oportunidad para desarrollar políticas inclusivas de estrategias de viviendas para estimular la economía y mejorar los desarrollos comunitarios de salud. Un robusto equipo de investigación ha establecido que construcción de viviendas genera un efecto multiplicador sobre el empleo y el consumo especialmente en países que tengan mercados de créditos bien desarrollados”.
Ahí podemos empezar con desarrollar la idea de las alianzas público-privadas, con créditos de los planes de pensión que tanto hemos promovido desde su creación sin mucho éxito desde los inicios de la ley, a principios de los años dos mil.
Como dice el Eclesiastés 3, “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora, tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz”.
La pandemia tiene que ser el detonante para usar los fondos de pensión, no como quieren algunas botellas, que para ganar lo que entienden los harán simpáticos ante la sociedad, pretendiendo que la distribución adelantada de un determinado porcentaje de los fondos acumulados, bajo el baladí concepto de que podrían traer alivio económico, olvidando que los recursos serán más necesarios al momento del retiro de vida laboral útil.
Hoy inicio una serie de artículos basados en este estudio que bien podría ser la piedra angular para las políticas de viviendas que el presidente Luis Abinader ha planteado para su gobierno y para beneficio de los que tanto necesitan y que perfectamente pueden ser financiados con los fondos de pensión, proporcionado tres grandes beneficios: vivienda, salud y rendimiento económico importante para los ahorrantes en sus fondos de pensión.
También para aquellos que en estas atípicas navidades puedan disponer de recursos para mejorar no sólo viviendas y calidad de vida, sino también ser parte de ese efecto multiplicador que necesita la economía para ser la piedra angular de la recuperación económica.