Ser más educados y amables en las vías públicas.
No robarnos el espacio de los vehículos que vienen en el carril correcto, especialmente a la entrada de los pasos a desnivel.
Aprender a ceder el paso a los vehículos de emergencia, como ambulancias y bomberos.
Evitar accidente con los agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (@digesettrd) que se ponen delante para obligar a los conductores a detenerse en las carreteras, cuando van a más de 100 kilómetros por hora.
Retirar de las esquinas a los chóferes y pasajeros que han hecho su parada en esos lugares prohibidos para detenerse, bajo la mirada indiferente de los agentes de tránsito, principalmente en Santo Domingo Este.
Organizar a los motoristas que cruzan sin cuidado por los espacios entre dos vehículos, incluso con canasto, sin importar si rayan los automóviles.
Controlar a los motoristas que no respetan nada en la vía pública, incluyendo la luz roja de los semáforos, cuando la Ley de Tránsito (63-17) también está establecida para ellos.
Chequear y controlar el uso de gomas desgastadas en camiones y sacarlos a todos de las principales vías del Gran Santo Domingo, principalmente en las horas picos.
Evitar que los motoristas continúen transitando de forma ilegal por los túneles y elevados.
Acabar con las carreras de motoristas desaprensivos en vías del país, principalmente en la autopista 6 de Noviembre, a donde lo hacen a cualquier hora de día.
Agilizar el tránsito y disminuir el tiempo de traslado de los vehículos en las grandes ciudades, que, por ejemplo, suele ser más de una hora el cruce de Santo Domingo Este al Distrito Nacional, que solo los dividen puentes.
Y ahora pregunto ¿para qué más debemos parar el tránsito?…