La economía mundial entró en un profundo proceso de recesión económica en el primer trimestre del 2020 como consecuencia de la pandemia del covid-19 que aún persiste a pesar de los ingentes esfuerzos de los gobiernos, unos más, otros menos, por remediar la enfermedad con el uso de varias marcas de vacunas. Los organismos financieros internacionales, con el FMI a la cabeza, han variado varias veces sus pronósticos de crecimiento. Para el 2021 y 2022 se están proyectando escenarios más optimistas debido a la recuperación de las economías.
La economía dominicana ha sufrido los fuertes impactos de la pandemia en todos sus sectores económicos, con más fuerza en el turismo, que aporta un 23 % del valor agregado nacional. También el sector comercial de mayoristas y minoristas está siendo atacado muy severamente por la crisis, a pesar de que debo reconocer y ponderar que el gobierno ha mostrado y emprendido con aciertos y responsabilidad las medidas económicas y sanitarias correctas. Hoy estamos entre los países de la región con mayor número de personas vacunadas.
Ya la economía muestra claras señales de esa recuperación económica, y tanto la CEPAL como las autoridades económicas han proyectado un crecimiento del PIB para este 2021 de más de un 7 %.
Por esta situación y debido al proceso inflacionario que se ha producido principalmente por causas externas, a consecuencia del aumento de las materias primas y del petróleo, los salarios de los trabajadores han sufrido significativas pérdidas de valor con relación al salario real. Consciente de ello, el presidente de la República Luis Abinader, se involucró de manera directa con el Comité Nacional de Salario, procurando un aumento sectorizado en los niveles salariales de las empresas. Es cierto que con la inflación generada en este 2021 debió haber sido un aumento superior, pero considero una proeza del gobierno adoptar esa decisión en medio de una muy crítica situación económica y sanitaria.
El último aumento de salario mínimo fue realizado en julio de 2019, desde entonces y hasta julio de 2021 los trabajadores no habían sido beneficiados por incrementos en el salario mínimo, pese a que la inflación acumulada durante ese tiempo se sitúa en un 10.6 %. Ante el rezago en el aumento, el salario mínimo real en 2021 es menor que el del 2019, al colocarse para las empresas grandes en RD$12,331, el de la mediana en RD$8,840 y el de la pequeña en RD$7,515; mientras que, en el 2019 era de RD$13,421 para las grandes, de RD$9,178 en las medianas y de RD$8,184 en las pequeñas.
Es importante observar que en la República Dominicana los aumentos de salario nunca han estado en correspondencia con el costo de la canasta familiar por quintiles de ingreso. En periodos normales y de robusto crecimiento económico, los salarios no han sido aumentados para igualar los indicados por el Banco Central en la canasta familiar. En ese sentido, de los cuatro últimos aumentos del salario mínimo, ocurridos en el año 2012, en el 2014, en el 2017 y 2019, tres fueron de un 14 % y el de 2017 de un 20 %. Lo ideal es que el aumento del salario sea igual al incremento experimentado en el Índice de Precios del Consumidor (IPC) desde el último aumento salarial, que en el caso dominicano fue en 2019. Pero dado que en 2021 la inflación ha sido muy atípica (10.6 %), debido al fuerte impacto que ha tenido la pandemia en todos los bienes y servicios de la economía mundial, y la dominicana en particular, resultaría inviable solicitar al Gobierno que este aumento fuese indexado al proceso de inflación.
El actual aumento ha sido de un 24 %, el más alto que se ha tenido en los últimos 15 años, que en medio de un entorno económico tan crítico como el actual, es una extraordinaria muestra de apoyo a los más necesitados, por lo que valoro y felicito al presidente, a los sindicatos y al sector empresarial.
Es preciso establecer que el costo de la canasta familiar, tanto por quintiles como el promedio nacional, es un resultado de aproximación en función de la estructura de consumo de bienes y servicios por quintil, por horas trabajadas, salarios pagados y niveles de empresas, por lo que no siempre resulta válido demandar aumentos salariales similares a los de dicho indicador social. No hay economía en el mundo donde los salarios sean establecidos en la misma proporción de los indicados en la canasta familiar. Por lo tanto, la canasta familiar es un marco de referencia para producir incrementos salariales. El aumento decretado esta semana es un avance muy significativo que debemos apoyar, aunque admitimos que es insuficiente, dada la dimensión de la crisis actual, pero hay que entender el momento en que está situada la economía mundial y en particular, la de Republica Dominicana.
Oportuno es señalar que en marzo pasado fue decretado el otorgamiento de pensiones a destacados sindicalistas, lo cual es una tradición entregar el 1 de mayo; no faltaron personas que, de manera mezquina, se refirieron a esta medida en forma muy crítica, tratando de hacerla vinculante con el aumento salarial, sin tomar en cuenta que era una medida tomada con anterioridad. Todos estos líderes sindicales que han sido beneficiados con esta pensión, insuficiente también, son meritorios de la misma.