Hace 20 años, el 6.8% de la población ocupada del país trabajaba en empresas acogidas al régimen de zonas francas. El año pasado solo el 3.7% lo hacía. Este resultado, a simple vista, no resultaría previsible al observar que mientras en 1998 teníamos 496 empresas instaladas en las zonas francas dominicanas, a final de septiembre del 2018, teníamos 686.
Cuando dirigimos la mirada a los principales empleadores centroamericanos en parques de zonas francas, Honduras y Nicaragua, y comparamos con República Dominicana, observamos un indicador que llama la atención: el promedio de la intensidad en el uso de mano de obra por empresa en zona franca. Tomemos Nicaragua, por ejemplo. En el 2017, las 190 empresas instaladas en las zonas francas nicaragüenses empleaban 116,062 personas, arrojando un promedio de 610 empleados por empresas. En el caso de Honduras, las 337 empresas en régimen de zonas francas, empleaban 132,198 personas, para una intensidad de 392 empleados por empresa. Observando las estadísticas dominicanas para ese año, se observa que las 665 empresas de zonas francas emplearon 165,724, arrojando una creación promedio de 249 empleos por empresa, y reflejando una capacidad de creación de empleos equivalente al 41% de la exhibida por Nicaragua y 63% de la registrada por Honduras.
Cuando analizamos la evolución en el uso promedio de mano obra por empresa en zonas francas en República Dominicana observamos una tendencia a la baja. Mientras en el período 1997-2000, las empresas de zonas francas empleaban, en promedio, 400 personas, en septiembre del 2018, la intensidad en el uso de mano de obra había caído a 245 empleados por empresa. ¿Qué ha pasado en el sector de zonas francas que pudiese explicar este resultado?
En el 2004, teníamos 281 empresas en zonas francas en el ramo de textiles. Esas empresas empleaban, en promedio, 470 personas. En el 2017, el número de empresas en el ramo textil cayó a 100, con una generación promedio de 409 empleos, reflejando una intensidad promedio en el uso de mano de obra muy por encima del promedio del sector (249). Esto explica, en parte, la baja en la intensidad promedio en el uso de mano de obra por empresa en las zonas francas. También ha incidido la menor presencia de empresas de la rama electrónica. Mientras en el 2004 teníamos 34 empresas, hoy solo tenemos 20 que, en promedio, emplean 521 personas. La emigración de las empresas de los ramos textil y productos electrónicos ha sido compensada con la incursión de nuevas empresas en el ramo de manufactura de tabaco; agroindustria; utensilios médicos y productos farmacéuticos; otras manufacturas; calzados; cartón, papeles e impresos; y, sobre todo, una rama prácticamente desconocida cuando se diseñó el régimen de zonas francas: las empresas de servicios.
El aumento en el número de empresas de manufactura de tabaco ha sido de 47 entre el 2004 y el 2017, seguida por agroindustria con 46; utensilios médicos y productos farmacéuticos con 17; calzados con 16; y cartón, papeles e impresos con 11. En este grupo, hay dos ramas con una fuerte intensidad en el uso de mano de obra: utensilios médicos y productos farmacéuticos, con una relación de 731 empleos por empresa; y calzados, con 493. Las de manufactura de tabaco, con 341 empleados por empresa, también aparecen muy por encima del promedio del sector (249). Visto lo anterior, ¿por qué entonces ha caído la intensidad en el uso de mano de obra en las empresas de zonas francas del país? Alguien podría precipitarse y señalar a las 56 empresas de agroindustria como “culpables” por emplear, en promedio, apenas 103 personas. Sin embargo, eso no explica la mayor parte de la baja en la intensidad promedio en el uso de mano de obra.
En 1992, de las 404 empresas establecidas en zonas francas, apenas 8 eran de la rama de servicios. En otros términos, el 2% del total. Doce años después, ascendieron a 50, equivalente al 8.8% del total de las 569 empresas de zonas francas en el 2004. De manera silenciosa, entre el 2004 y el 2017, estas empresas se multiplicaron como los panes y los peces, totalizando 159 a final del 2017, casi el 24% del total de las 665 empresas de zonas francas. En otras palabras, una de cada cuatro empresas de zonas francas es de la rama de servicios.
En el 2017, las empresas de servicios acogidas en el régimen fiscal de zonas francas, crearon, en promedio, 173 empleos, por debajo de los 273 empleos que crean, en promedio, las demás empresas de zonas francas (excluyendo las de servicios). Esta es la razón fundamental detrás de la caída en la intensidad en el uso de mano de obra en el sector de zonas francas Cuando echamos un vistazo al caso de Honduras y Nicaragua, observamos que las empresas de servicios acogidas al régimen de zonas francas, apenas representan el 3.2% y 11%, respectivamente, del total. Aquí, el 23.9%. La disparidad debería disparar las alarmas. La “exenciónfilia” puede haber encontrado un nuevo nicho para hacer metástasis y de esa manera, drenar fuentes de recaudación de la DGII y la DGA.