Empecemos sin rodeos: hablemos de cuando algunas mujeres matan a sus maridos, un supuesto fenómeno denominado “masculinicidio”, según el cuadernillo titulado ‘Feminicidios en República Dominicana durante el año 2016’, auspiciado por la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), a través de su Observatorio Político Dominicano. Allí señalan que este concepto “podría definirse como la muerte de hombres por razones de género”. Yo definiría “masculinicidio” como el ejemplo perfecto de lo que pasa cuando se teoriza sobre temas de género, sin tener conocimientos de género.
Esta supuesta nueva conceptualización fue propagada por diversos medios de comunicación como buena y válida, sin resistencia. Lo cual me extraña porque se puede desmenuzar desde diferentes perspectivas. Desde la perspectiva técnica se señalaría que, en dinámicas de violencia de género, deben tomarse en cuenta factores de frecuencia e intensidad de la violencia (no son casos aislados; son periódicos y se intensifican con el tiempo). También está la perspectiva semántica, que aclararía que homicidio ya se refiere a la matanza de un hombre. Estructuralmente analizaríamos que el término ‘violencia de género’ fue confeccionado, precisamente, para enfatizar cómo la violencia machista es sistémica, ya que el patriarcado tiene todo un engranaje de desvalorización de la mujer que sirve para legitimar la violencia contra ellas.
El cuadernillo dice que en 2016 ocurrieron 12 “masculinicidios” y que en siete casos las mujeres “alegaron defensa propia”. Pero el estudio lamenta que, a diferencia de los feminicidios, ante un “masculinicidio” la mujer casi siempre es absuelta, recordando que “el artículo 98 del Código Penal plantea que quien mata dolosamente a otro comete homicidio”. El estudio recalca que dado que los “masculinicidios” son delitos contra un cónyuge conviviente o exconviviente (un agravante ante la ley), la pena debería ser de 30 a 40 años.
A ver… nuestro contexto es que en promedio, desde hace 10 años, en la República Dominicana los hombres matan mujeres cada 47 horas: es una epidemia. Aparte de los problemas de la conceptualización, me parece inclemente argumentar que, si una de esas mujeres maltratadas llegase a matar a su maltratador, ellas deberían cumplir 30 y 40 años presas.
Esto abre preguntas hasta existenciales, ¿qué es la defensa propia? Si un hombre está agrediendo a una mujer y ella teme que él la mate, ¿tiene la mujer derecho a salvar su vida o debería dejar que él la mate? ¿Qué tan abollada tendría que estar una mujer para poder alegar que actuó en defensa propia y que se le crea? Pondérelo usted también, por favor.
Las mujeres que se encuentran en la repugnante disyuntiva de tener que matar al hombre de quien una vez se enamoraron, para salvar sus vidas y/o la de sus hijas e hijos, necesitan instituciones que entiendan las dinámicas de poder que condujeron a ese momento; no ser tachadas de “masculinicidas”.
Como la investigación la patrocinó Funglode, decidí indagar qué tipo de clases enseñan en esta prestigiosa academia. Quizás el problema radica en que encontré que dan cursos de Desarrollo Sostenible, Formación Empresarial, Defensa, Francofonía, entre otros… pero en su página web no hay un solo curso sobre perspectivas de género ni sobre violencia contra la mujer. Quizás este cuadernillo, donde se teoriza sobre los “masculinicidios”, que con tanta energía promocionó la academia por todos los medios de comunicación, es una oportunidad para caer en cuenta de que entre sus ofertas académicas falta algo.
Después de todo, entender la violencia de género (un paso fundamental para erradicarla), es igual de importante que aquella famosa gobernanza… y yo me atrevo a decir que incluso más.