En principio, somos parte de un mismo planeta y compartimos un proyecto de nación, pero entre todos se tejen historias distintas donde lo que preocupa a unos, resulta indiferente a los demás. Mientras una madre sigue una dieta estricta para rebajar esas libras que se resisten a desaparecer, otra no duerme desesperada por no saber cómo alimentará sus hijos. En lo que el empresario se desvela por una deuda millonaria en mora, su empleado se atrasa en el pago de su vivienda que no es ni la vigésima parte de esos intereses.
En la mansión, el alumno amanece buscando la forma de cometer fraude en el examen y el del barrio se quema las pestañas estudiando para sacar su familia de la miseria. Cuando el chofer sale de su casa de madrugada a buscar pasajeros para ganarse el sustento, otro lo hace a la misma hora, pero de un bar, porque se bebió la quincena de un solo trago.
Algunos se fajan de 8 a 5 para ver el mismo sueldo que ya no puede extenderse más; otros, inventan argucias para no tener que trabajar y ganar mucho dinero sin tanto afán. La joven agraciada lucha para destacarse por su capacidad, por encima de su apariencia; al lado, su compañera cultiva el arte de la seducción para llegar a la cima con su atractivo físico que es su mejor herramienta de superación.
El abogado acucioso investiga buscando pruebas y estudiando precedentes jurisprudenciales para defender honrosamente a su cliente, al tiempo que su contraparte dedica esas mismas energías, pero para averiguar los antecedentes del juez, las relaciones con el fiscal y cómo acceder al personal judicial para alcanzar la meta por el carril más corto. El recién graduado aguarda todo nervioso a ser entrevistado con un currículo en mano para aplicar a un empleo, mientras, el otro, espera impaciente a que su padre llame al dueño de la empresa y lo contraten. Un muchacho sale feliz de la agencia montado en el vehículo por el que ahorró por muchos años; a poca distancia, otro, le devuelve la llave al que se lo regaló porque no era del modelo que pidió.
Una esposa gastadora exige al marido mantenerle su ritmo de vida al que estaba acostumbrada de soltera; a solo dos bloques, otra economiza para conservar los escasos bienes en común. Y es que a veces parece que habitamos distintos espacios siderales y universos sin un punto de coincidencia en el que unos cuantos admiran la luz y la mayoría sufre la pesarosa oscuridad. En realidad, mientras unos vienen al mundo con estrella a otros solo les toca estrellarse.