El próximo sábado 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, ocasión oportuna para recordar el legado de varias mujeres que se destacaron al desafiar los cánones convencionales en su época para desarrollarse en áreas profesionales, y otras que con su gallardía lucharon por la defensa de la libertad, la democracia y los derechos de género.
Son conocidas las transformaciones y los logros alcanzados por las mujeres cuando han decidido aunar esfuerzos por un mismo propósito. El Movimiento de las Sufragistas, es un claro ejemplo de ello, siendo referente de tenacidad, valentía y firmeza en la defensa de sus convicciones.
Surgido en Estados Unidos en 1840, tuvo una dimensión internacional, siendo en Reino Unido muy activo y más ambicioso, porque además del derecho al voto de la mujer, las sufragistas exigieron otras garantías y derechos, como la paridad salarial entre hombres y mujeres. Es lamentable que todavía a la fecha permanezca esta brecha en muchos países, a pesar del talento cualificado de muchas de ellas.
Así como hay mujeres que decidieron sumar esfuerzos para impulsar la defensa de sus derechos, otras han brillado en solitario o en un entorno dominado por hombres en momentos coyunturales de la historia. Marie Curie, es una de ellas. De origen polaco, se destacó en dos ámbitos complejos: la física y la química, siendo la única mujer a la fecha en recibir dos premios Nobel por su labor destacada en ambas ciencias y la primera en ser catedrática en la Universidad de París. La científica fue quien descubrió el polonio, al que nombró así para honrar a su patria.
A Rosa Parks, se le recuerda como una activista afroamericana símbolo de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos en la época de la segregación racial, donde los negros eran tratados con inferioridad. Tuvo el arrojo de ocupar un asiento en el autobús que era reservado para las personas blancas, en el marco de una manifestación de protesta en Montgomery, Alabama-Estados Unidos, el primero de diciembre de 1955.
Amelia Earhart, estadounidense y pionera de la aviación en su país, una pasión que desarrolló desde su juventud. Su experiencia le permitió ser profesora, conferencista y promotora de los vuelos comerciales, aunque se le reconoce más por ser la primera aviadora en volar a través del Atlántico en solitario.
Y que decir de nuestras heroínas, mujeres valerosas y aguerridas que participaron en las gestas independentistas y contra la tiranía. El crimen cometido contra Las Hermanas Mirabal por órdenes del sátrapa, el 25 de noviembre de 1955, marcó en cierta medida el fin de la opresión a la que habían estado sometidos los dominicanos durante décadas.
A tan lamentable hecho se debe la declaración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el 25 de noviembre de cada año, por disposición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Aunque se tiende a generalizar a la hora de abordar su vida y muerte, cada una tuvo una historia particular, aunque igual destino trágico.
De ellas se distingue a Minerva, porque además de abogada, no se limitó a ser la esposa de Manolo Tavárez Justo, máxima figura del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, sino que también se adhirió activamente a esa agrupación política clandestina.
A dicho movimiento también perteneció Piky Lora, única mujer combatiente. Es memorable la icónica fotografía en la que aparece con un fusil junto a otros camaradas, durante la Revolución de Abril de 1965.
Tras el fin de la era más convulsa de finales del siglo XX en la República Dominicana, Piky se enfocó en visibilizar el problema de los terrenos del Estado ocupado o usufructuado por particulares, siendo el caso de Bahía de las Águilas el más conocido, porque fue una activista incansable para que se recuperara esa área, un logro que evidencia frutos con los proyectos de turismo sostenible que están orientados a impulsar el desarrollo y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esa comunidad y otras aledañas.
Tristemente, millones de mujeres continúan bajo la opresión de las sociedades en las que viven, donde la ideología religiosa y las costumbres ancestrales se han perpetuado para continuar vulnerando sus derechos, a pesar de la visibilidad que le han dado mecanismos como ONU Mujeres. La mutilación genital femenina en la distante República de Malí, en otros países de África, Medio Oriente y Asia, expone una dramática y cruda realidad que afecta de manera integral el desarrollo de miles de niñas y adolescentes sometidas a diario a semejante salvajismo.
En otras naciones, sobre todo de ideología musulmana, como Siria, Pakistán y Arabia Saudí, la mujer permanece apartada de todas las actividades políticas, teniendo prohibido votar y participar en la toma de decisiones trascendentales, además de que tienen coartados el libre tránsito, así como la libertad de escoger con quien casarse o divorciarse, por el sistema de tutela masculina que prevalece.
Al margen de tan lúgubre panorama, la inmensa mayoría de las mujeres permanecen en el anonimato ejerciendo un liderazgo en el núcleo familiar al tener que suplir las necesidades económicas, afectivas e intentar llevar a buen puerto el destino de quienes están bajo su cuidado y protección, logrando la conciliación familiar en medio de los retos que presentan en su intento bien logrado en muchos casos, de descollar en áreas técnicas y profesionales, entre otras no menos relevantes.
Es deber del Estado continuar impulsando iniciativas que fortalezcan los derechos adquiridos de la mujer, para que la misma pueda seguir desarrollándose y aportando en espacios seguros, donde haya menos marginación por asuntos de género y violencia en cualquiera de sus manifestaciones.