Cuando el fanático común y corriente escucha las cifras millonarias que ganan los deportistas profesionales, siempre busca alguna explicación que lo justifique.
Se escuchan expresiones de incredulidad y comparaciones con los dividendos que generan las profesiones académicas tradicionales.
El caso más reciente es el de Juan Soto y los Mets de New York que incluye 15 años de trabajo, con 765 millones de dólares en salario, considerado el acuerdo más grande en la historia de cualquier disciplina deportiva.
“Pero un médico, o un ingeniero no ganan una cantidad como esa”, dijo alguien. “No es justo que por jugar pelota se reciba esa montaña de dinero”, comentó otra persona.
Y eso no es nada en comparación con lo que se ve en redes sociales, como un video en el que un padre levanta a su hijo una mañana y le dice: “Ven mi hijo, vamos a jugar pelota, no perdamos más el tiempo con el colegio, que a Juan Soto le van a dar 700 millones”.
El caso es jocoso, pero preocupante. Sobre todo, por las probabilidades tan bajas que tiene un dominicano de llegar a Grandes Ligas (1%), y, obviamente, de firmar un contrato como ese.
Es justo decir que por el talento y las herramientas mostradas por ese pelotero, o cualquier otro similar, merecen ganar la mayor cantidad de dinero posible, en proporción a lo le van a generar a su equipo y todo el negocio que representan.
Un ejemplo de esto es que no habían pasado 24 horas de la presentación que hicieron los Mets de Juan Soto, cuando el equipo anunció que se habían triplicado las ventas de boletas para el primer juego, y duplicado para la primera semana del calendario, en comparación con la temporada pasada.
Otro buen ejemplo sucedió con la camiseta número 17 que utiliza Shoehi Ohtani con los Dodgers.
Apenas 48 horas después de su firma se reportó que se logró un récord de ventas que supera las de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. A propósito, la número 22 que usará Soto con los Mets, actualmente está entre las más populares de la MLB.
Negocios son negocios, pero las profesiones académicas siempre deberán ser la primera opción para nuestros niños.